› Veintiséis ‹

547 82 15
                                    

Adrenaline

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Adrenaline

31 de Julio de 2022

...

Sophie aún no había encontrado las palabras para contarle a Sunoo lo que leyó hacías unos días. La fecha en la que se marcharía, en la que volvería a su hogar y todo lo construido se derrumbaría. Cuando los recuerdos no serían más que eso, y el amor quedaría en el aire sin poder ser demostrado.

Estaba sola en su habitación y esperaba pacientemente a que Sunoo contestara su mensaje, el cual le dejó tan solo unos minutos después de que el coreano le informara de que iba a cenar con los demás en su piso. Y es que Sophie quería aprovechar sus últimos momentos con el chico de cabellos rosados al máximo, y por esa razón, le preguntó si quería ir con ella a la playa aquella noche.

Era un día húmedo y a la vez demasiado caluroso. Agosto estaba cerca, a tan solo unas horas, de hecho, y aquello se notaba en el clima.

Ya veía las posibilidades de aquella noche en su mente. Sus mejillas se tornaban de color rojo de solo pensar en estar de nuevo con Sunoo ante la oscuridad y el azulado mar, con ambos iluminados tan solo por la luz de la luna y nada más. Solos sobre la arena.

Jake entró a la habitación interrumpiendo sus pensamientos y riendo al ver cómo la castaña se asustó y se tapó las mejillas, notando el calor creciente en estas.

—Sunoo ha llamado —dijo, refiriéndose al teléfono que compartían todos en aquella casa, y alzó este—. Le he dicho que ahora le llamarías. Toma.

Jake se acercó y se lo dio con una sonrisa pícara. Al parecer, por la reacción de Sophie cuando entró y por la llamada, podía imaginarse que ambos iban a tener una cita a solas.

—Gracias... —respondió—. Voy a llamarlo —avisó, pidiendo indirectamente que saliera.

—Supongo que vas a salir. Yo voy a estudiar junto a Sunghoon, así que hasta mañana.

La australiana se despidió con la mano de su primo, y Jake se marchó cerrando tras de sí.

Sophie marcó el número de Sunoo, el cual se sabía de memoria desde hacía un tiempo, y esperó con el teléfono pegado a la oreja a que contestara.

Un tono, dos tonos... hasta que descolgó.

—¡Hola! —expresó feliz, y Sophie ya pudo incluso imaginar la sonrisa pegada a su rostro, haciendo que sus mejillas se enrojecieran más—. He leído tu mensaje, pero prefería hablar así.

—Entiendo. Entonces, ¿iremos?

—Por mí perfecto. Además, no queda muy lejos, así que podemos ir andando, aunque haga un calor terrible.

𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑 | Kim Sunoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora