Capítulo 7

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Max.

—Estamos hablando de una puta demanda, no de algo simple que se puede evitar tan fácil —recuerda Drake, molesto.

Pongo los ojos en blanco y me quedo en silencio en la mesa de la cafetería del instituto. Drake parece más preocupado que yo.

—Escucha, ese tipo no tiene las de ganar —replico—. Él fue el que quiso pasarse con Verónica cuando ella claramente le dijo que no. No sé a qué es lo que quiere meterle una demanda.

—¡A que le rompiste los testículos! —farfulla de manera obvia.

Me encogí de hombros, mirándolo con aburrimiento.

—Él se lo busco —dije con seriedad. Recordar los hechos solamente me pone de malas—. Si quiere meterme una demanda que lo haga, ya sabemos quién saldrá perdiendo.

Y con eso, tomo mis cosas y me pongo de pie. Realmente estoy tan cansado de todo esto, además de que todavía sigo algo adolorido por los golpes que no se han curado del todo.

Ha sido difícil ocultarlo a mamá.

Camino en dirección a mi casillero, debo dejar algunas cosas y recoger otras para mis siguientes clases.

Es raro el hecho de que Drake no me haya seguido y fastidiado la existencia, bueno, de igual manera estos días ha estado algo... raro.

—¡Max! —dijo alguien a mi lado.

Medito por unos segundos si voltear o no, pero termino haciéndolo. Giro de costado de mala manera, y claro, era ella.

No pude evitar escanearla de cierta manera; llevaba puesto una falda tableada que le llegaba como cinco dedos arriba de las rodillas, se ajustaba bien a su cintura pequeña, ya que la blusa que llevaba puesta lo revelaba; era una blanca pegada a su cuerpo, que llegaba justamente arriba del ombligo, su cabello negro ondulado le caía por los lados de su rostro.

Aprieto la mandíbula inconscientemente.

—¿Qué?  —digo de manera rápida y brusca.

Sus cejas se elevan pero no reclama.

—Sé que no es el momento, ni que soy la mejor persona en estos momentos para decirlo, pero... —suspira—, al parecer, Demian te quiere hundir más de lo que parece. Solo... ten cuidado.

Giro de nuevo a mi casillero, sacando mis cosas, y escuchándola con atención.

—Siento mucho haberte metido en algo así —murmura.

No.

No quería que sintiera culpa por algo que ella no ocasionó.

—Si necesitas ayuda en algo, aquí estaré —termina de decir, en un murmuro apenas audible.

Paso mi lengua por mis dientes frontales, pensando si sería buena idea o no recibir su ayuda, pero no quisiera que se viera involucrada.

—Sí, de hecho, hay algo que necesito pedirte —dije sin mirarla.

—¿Sí?

—Aléjate de esto —salió más brusco de lo que pensaba, pero no hay vuelta atrás—. Aléjate de mí, y de Demian, no te quiero ver involucrada —cierro el casillero y ella no dice nada por unos segundos.

—Pero Max...

—Aléjate, Verónica.

Y sin más, me di la vuelta del lado opuesto a ella y empecé a caminar en dirección al salón.

Todo se me empezaba a ir de las manos.

Rompiendo lo coherente [borrador] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora