Verónica.
—Está asfixiándome —declaro a mis amigos dejándome caer sobre una silla y, sin esperar respuesta, poso un brazo sobre la mesa y escondo mi rostro entre este.
Toda esta última semana ha sido una reverenda mierda porque Demian me ha traído de un lado a otro como un maldito trofeo y yo tengo que fingir gustosa, sin poner resistencia, quizá y esa es la única razón por la que él se ha comportado un poco.
Después de todo ese era el trato.
—Sigo sin entender por qué aceptaste —escucho a Aedus.
—Además de que Max dijo que no quería tu ayuda —secunda Jade.
—Y el idiota de Demian está alejándote incluso de nosotros —vuelve a intervenir mi amigo. Eso es a lo único que no le voy a poner un pero, él de verdad ha estado acaparándome, como si quisiera ser mi único centro de atención.
—Díganme si tenía realmente otra opción —elevo mi rostro y los miro—. Básicamente la decisión la tomaron mis padres, muy a nuestro pesar dependemos mucho de ellos y no podemos hacer nada más. Lo único que hizo Demian con su propuesta fue decirme "te voy a dejar que arregles un poco tu desmadre" porque sí, esto iba a pasar en algún momento, pero Max no tiene la culpa y no merece perder esa beca por los berrinches de Demian.
Tomo una profunda respiración, no me di cuenta cuándo comencé a hablar muy rápido.
—¿Y esto es la edad media como para que tus padres quieran conseguirte esposo? —resopla Jade —mínimo hubieran conseguido esposa, digo, así se modernizaban un poco.
No puedo evitar reír junto con Aedus. Siento, así sea durante un segundo, que se me quita un peso de encima.
—Intenté hablar con ellos y en su lugar terminamos discutiendo. Mis padres están totalmente de lado de Demian.
—Con todo respeto, qué idiotas, ese espécimen está demente, eso sin tener en cuenta sus problemas alcohólicos.
Antes de alguien más poder decir algo, resuena la voz de la directora a través de las bocinas solicitando a Max en su oficina.
Suspiro.
—Al menos parece estar cumpliendo con su parte del trato —suelto desanimada porque, siendo sincera, yo no quería alejarme de Max. Lo cual es tonto teniendo en cuenta que nunca nos acercamos realmente, pero aún así algo dentro de mí duele cuando me toca ignorarlo y fingir frente a él una perfecta relación con Demian.
Lo único que quisiera hacer es correr hacia él, pedirle perdón y aclararle que no estoy con el idiota por gusto. Pero eso podría salir mal.
—¿Tus padres nunca tuvieron en cuenta a Dylan? Por lo menos él es más sensato.
—Y más guapo. —ambas miramos al pelirrojo, quien ya se había tardado en hablar, pero él no se da cuenta hasta unos segundos después que despega la vista de su celular y elimina cualquier rastro de la sonrisa bobalicona que tenía—. ¿Qué? Es la verdad.
—¿Con quién hablas, Aedus? —le pregunta Jade con un tono que grita "te atrapé" y el aludido no tarda en sonrojarse.
—Con... Nadie —se levanta, cuelga su mochila en su hombro izquierdo y toma su laptop entre sus manos —tengo que irme.
—¿Pero no tienes hora libre?
—Sí, sí —su nerviosismo es notable—, pero tengo algo que hacer, nos vemos... Más tarde.
Prácticamente sale corriendo de la cafetería.
—Apuesto a que va con Drake —comenta Jade—. No ha querido contarme con detalles, pero parece ser que hay algo ahí.
Asiento.
—Por lo menos él puede ser feliz.
Jade niega, pero no dice nada, en su lugar señala disimuladamente con su cabeza detrás de mí. Cierro mis ojos un segundo sabiendo a qué se refiere.
—Buenos días, amor —escucho la voz que últimamente me provoca ganas de vomitar. Volteo y deja un beso corto sobre mis labios—. Terminando las clases, tú y yo, una comida.
—Jade me invitó a comer con sus padres —miento.
—Oh, genial, vamos a comer con sus padres y sirve que les hablamos sobre nuestra próxima boda, serás una de sus damas, ¿no? —le pregunta directamente a mi amiga, quien se limita a asentir.
Un celular suena y no me cuesta identificar que se trata del de él.
—Oh, tengo que irme —avisa así que le sonrío a boca cerrada y deja otro beso sobre mis labios—, nos vemos más tarde.
—Ese espécimen no va a poner un solo pie dentro de mi casa —sentencia la rubia una vez que Demian se ha ido.
—Lo siento, más tarde le invento algo.
—Y tampoco seré partícipe de esa estupidez.
Sé que se refiere a la futura boda y le miro suplicante.
—Por favor, yo necesito que mis personas de confianza se mantengan cerca. Solo tú y Aedus son esas personas.
Un nudo se instala en mi garganta y por un segundo siento mis ojos aguanosos, pero no hay lágrimas. Creo que ya me encuentro seca.
—No te mereces esto —ella sujeta entre sus manos una de las mías que se encuentra temblando un poco—. Una cosa es hacerle caso a tus padres y comportarte como quieren, pero otra muy diferente es que quieran casarte con alguien. No puedes permitir que te hagan infeliz toda la vida.
—¿Y qué más puedo hacer?
—Huye. Toma las riendas de tu vida y vete.
Suelto una risa amarga.
—Sabes que ni yéndome al otro lado del mundo me dejarían en paz. Ellos no tardarían en encontrarme.
Da un apretón reconfortante a mi mano.
—Entonces encontraremos otra manera de salvarte de eso.
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Rompiendo lo coherente [borrador]
Ficção AdolescenteMax Wilding, un chico de escasos recursos, humilde, empatico, inteligente, sincero, cariñoso. Ante los ojos de cualquier persona podría pasar fácilmente por un ángel totalmente inocente, obvio sin saber que detrás de toda esa "inocencia" hay pervers...