Solo hay una solución

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Habían pasado los días y yo solo me la pasaba encerrada en una habitación aislada del mundo. En la de Cassius en realidad. Salía solo para comer, coger algo de aire y volvía a la habitación, se había convertido en algo natural de hecho. 

Cassius apenas mantenia contacto con mi cuerpo. No quería que me acariase, que me besase, que me abrazase por las noches o incluso que me tocase con un dedo. Me sentía sucia aunque no había pasado nada. Me sentía asquerosa y me daba asco.

La duquesa se había disculpado conmigo por su compartamiento, luego de lo que paso, no quiso meterse más con Cassius o conmigo. Tuvo miedo de que algo peor pasase si se pasaba de la raya. 

Por otro lado, Eric se había comportado como un amigo conmigo. Aunque era frío como su hermano Cassius por afuera, era tierno por dentro, o eso era conmigo. Eran las mismas cosas con él. No dejaba que se me acercará, por mi trauma. Tenía pena, no quería hacerlos sentirlos mal. Pero no tenía otra opción. Si se me acercaban, hiperventilaba.

—Elian...— dijo Cassius al abrir la puerta y encontrarme en la pared rota sentada al borde.

—¿Mm?— murmuré.

Se colocó a mi lado y me observó por segundos. No le dije nada, si no seguí mirando el horizonte que hace segundo veía. Estaba atardeciendo... y se veía bello.

—¿Confias en mi?— su pregunta me resulto rara, pero aún sin mirarlo, asentí. 

Y debí haberlo visto venir. Sentí su tacto en mi cintura y sus besos en mi hombro. Me estremecí y traté de zafarme de su agarre, me sentia mal. Me sentía incomoda.

—¿Cassius, que haces?— mis ojos se innundaron de lagrimas. Y lo observé.

—Demostrarte que yo nunca haría algo que te hiciera sentir mal, yo nunca abusaría de ti, jamás lo haría. Sabes que te haz convertido en alguien muy especial para mi, sabes que jamás te dejaría sola, jamás lo haría. Por que desde hoy prometo, que siempre voy a estar contigo y eso nunca va a cesar, nunca va a dejar de ser.— me dijo en mi oído y sentí paz.

Me voltee hacia él y lo abraze con todas las fuerzas de mi corazón. Sentí su alivio en la respiración, sentí como algo se desataba en mi interior, como un sentimiento que llevaba guardando se había incrementado en mis venas hasta llegar a mi corazón y hacerlo latir. Como me estaba enamorando de Cassius y como amaba tenerlo cerca.

—Gracias— solo dije eso. 

Me separé de él y me sonrió. Pero esa sonrisa se desvanecío en unos segundos.

—Elian...tengo una solución, no quiero que vuelvas a pasar por eso otra vez, pero tampoco quiero que te sientas obligada a algo...— dijo y encarne una ceja— solo hay una solución...

—¿De que hablas?— pregunté confundida.

—No, no olvidalo, no quiero obligarte— dijo arrepentido.

—¡No, ahora me dices!— dije enojada.

—No quiero obligarte.

—¿Quién dice que lo harás?.

—¡Solo olvidalo!

—¡No!— exclamé enojada—, ¡Dime de una buena vez!...

—¡Casarnos, joder!— dijo y quedé paralizada— soy el rey sombra, todo el mundo me teme, si nos casamos quizás ya no te pasen ese tipo de cosas, pero no quería decirte esto así, por que no era el momento que tenía para decirlo— dijo mirandome a los ojos.

Bajé la mirada hasta mis pies, luego lo miré otra vez. Tenía mucha razón, pero sentía que no estabamos preparados.

—¡Joder, lo siento Elian!— dijo apenado y arreentido—, no debí...

El rey sombra {#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora