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JiMin pensó en la cantidad de veces en que había puesto a germinar trigo, frijoles, alfalfa y algunas otras semillas o granos, sin tener idea de lo que éstas sentían al crecer y cambiar de forma tan radicalmente.
Ahora les admiraba la disposición con que abrían su piel y dejaban que el agua las penetrara libremente, hasta hacerlas reventar, para dar paso a la vida.

Con qué orgullo dejaban salir de su interior la primera punta de la raíz, con qué humildad perdían su forma anterior, con qué donaire mostraban al mundo sus hojas. A JiMin le encantaría ser una simple semilla, no tener que dar cuentas a nadie de lo que se estaba gestando en su interior, y poder mostrarle al mundo su vientre germinado sin exponerse al rechazo de la sociedad. Las semillas no tenían este tipo de problemas, sobre todo, no tenían madre a la que temer, ni miedo a que las enjuiciaran.

Bueno, JiMin físicamente tampoco tenía madre, pero aún no podía quitarse de encima la sensación de que le caería de un momento a otro un fenomenal castigo del más allá, auspiciado por Park ShinHye. Esta sensación le era muy familiar: la relacionaba con el temor que sentía cuando en la cocina no seguía las recetas al pie de la letra. Siempre lo hacía con la certeza de que ShinHye lo descubrirla y en lugar de festejarle su creatividad lo reprendería fuertemente por no respetar las reglas.

Pero no podía evitar la tentación de transgredir las fórmulas tan rígidas que su madre quería imponerle dentro de la cocina... y de la vida.

Permaneció un buen rato descansando, recostado sobre la cama, y sólo se volvió a levantar cuando escuchó a cierto alfa cantar bajo su ventana una canción de amor. JiMin llegó de un brinco a la ventana y la abrió. ¡Cómo era posible que a YoonGi se le ocurriera tal atrevimiento! En cuanto lo vio, supo por qué. A leguas se veía que estaba borrachísimo. A su lado, JungKook lo acompañaba con la guitarra.
El omega se asustó mucho, ojalá que Rose ya estuviera dormida, o si no, ¡la que se iba a armar!
En eso, Park ShinHye entró furiosa a la habitación y le dijo:
—¿¡Ya viste lo que estás ocasionando!? Ese alfa testarudo y tú son unos desvergonzados. Si no quieres que la sangre corra en esta casa, vete a donde no puedas hacerle daño a nadie, antes de que sea demasiado tarde.

—La que se debería de ir es usted. —pronuncio JiMin firmemente plantandose justo frente al fantasma de su difunta madre  —Ya me cansé de que me atormente. ¡Déjeme en paz de una vez por todas!

—No lo voy a hacer hasta que te comportes como un omega de bien, ¡o sea, decentemente!

—¿Qué es comportarse decentemente? ¿Como usted lo hacía?

—Sí.

—¡Pues eso es lo que hago! ¿O no fuiste tu la que tuviste un hijo ilícitamente?

—¡Te vas a condenar por hablarme así!

—¡No más de lo que usted está!

—¡Cállate! ¿Quién te crees que eres?

—¡Me creo lo que soy! Una persona que tiene todo el derecho a vivir la vida como mejor me plazca. Déjeme de una vez por todas, ¡ya no la soporto! Es más, ¡¡la odio, siempre la odié!!

Park JiMin pronunció las palabras mágicas para hacer desaparecer a Park ShinHye para siempre.
La imponente imagen de su madre empezó a empequeñecer hasta convertirse en una diminuta luz.

Conforme el fantasma se desvanecía, el alivio crecía dentro del cuerpo de JiMin.
La inflamación del vientre y el dolor en su pecho empezaron a ceder. Los músculos del centro de su cuerpo se relajaron, dando paso a la impetuosa llegada de su celo.

Esta descarga tantos días contenida mitigó sus penas. Respiró profunda y tranquilamente a pesar de los calambres en su vientre y el intenso calor de su piel. No estaba embarazado.

Como Agua para Chocolate <YoonMin> Omegaverse [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora