°Ya no es importante°
❝pensé que podía haber algo❞
Era mediodía, momento perfecto para dejar a un lado lo que estás haciendo y tomar un descanso.
Eso fue lo que pensó Atsushi, estaba emocionado, era su segunda semana como miembro de la agencia, lo hacía feliz el hecho de poder ser útil en este lugar, y como forma de agradecimiento le pareció prudente intentar invitar a algunos de los miembros a almorzar con él, en la oficina solo se encontraban Oda, Kunikida y Rampo.
Cuando le preguntó a Oda, este se negó amablemente diciendo que tenía que ver a sus hijos, ofreciéndole al tigre ir otro día juntos, a lo cual el más joven aceptó.
El siguiente fue Rampo el cual rápidamente dijo que no iría, diciendo que tenía una cita con una canasta de dulces que se encontraba justo a un lado de su escritorio.
Y por último Kunikida, fue un poco complicado pero logró que el idealista aceptará si propuesta.
Llegaron a un pequeño pero acogedor café, no estaba tan lejos de la agencia, pero a Kunikida le pereció tonto caminar tanto sabiendo que tienen el café Uzumaki en el primer piso de la agencia.
Al entrar los recibió el cálido aroma del café y casi de inmediato Atsushi lo guío a la barra, el barista era joven, noto inmediatamente Kunikida, no pasaba de los 20 tal vez.
_ Bienvenidos al café "El ocaso", en que puedo ayudarlos _
La voz del barista era igual de cálida y amable, al parecer Atsushi también lo noto, con una sonrisa aún más brillante Atsushi hizo su pedido, mientras el contrario lo anotaba, Kunikida estaba encantado en la forma en la que los cortos mechones de cabello castaño se recogían en una pequeña coleta con elegancia, se abofeteó mentalmente,
"es de mala educación pensar así de la gente" pensó mientras hacía su pedido.
Pasaron los días y semanas, el idealista se había convertido en un cliente habitual en esa pequeña cafetería y puede decir con orgullo que sabe cual es el nombre del bonito barista y que ha logrado entablar pequeñas conversaciones con el, puede que le parezca estúpido decirlo o incluso pensarlo pero le avergüenza pedirle si número.
Pero hoy será un día diferente, puede sentirlo.
Y definitivamente lo es.
Al asomarse por el cristal de la puerta puede ver a Oda hablando animadamente con el castaño, el cual estaba sentado en el mesón de la barra, justo frente a Oda, estaba apunto de entrar a saludar pero se detuvo de inmediato.
La mano que Oda mantenía sobre la barra subió hacía la mejilla del castaño acariciando la suave piel cariñosamente, su pulgar viajó hacía los labios del castaño, acariciando apreciativamente.
Kunikida pudo ver cómo ambos se acercaban lentamente y unían sus labios en un suave beso, las manos del castaño se enredaron en el cuello de oda y el peli-rojo mantenía su mano en la mejilla del castaño mientras la otra se acomodaba en su cintura.
Kunikida noto que las acciones estaban hechas sin ninguna pizca de lujuria, solo dos personas demostrando aprecio la una a la otra.
Ese día en serio fue diferente, no solo descubrió algo que para su amigo sea parte de la vida privada que nunca les contó, sí no que se había enamorado de la pareja de su amigo, se sentía mal, muy mal, tenía tantas ganas de vomitar en ese momento.
Y por primera vez después de mucho tiempo Kunikida no sabía qué hacer.