Parte 10 - El Reencuentro

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Las horas pasaron, pero fue un merecido descanso. El muño de la bruja de a poco cobraba forma de brazo con el mismo marrón vivo de su piel. Al terminar, no parecía tener ningún rasguño encima.

- Todo listo.

Les dijo a ambos como si nada hubiera pasado.

El grupo se miraron entre sí una última vez bajo la luz de las piedras antes de continuar. Rocas los guió hacia la pared cerrada del otro lado de la cámara, lugar donde no había camino alguno, aunque eso no era problema para el guía.

El pequeño trol pegó la frente contra la pared y pronunció unas palabras que ni María ni Noel entendieron. Un momento después, un temblor sacudió la cámara y, en un instante, un corredor se abrió en el muro que los tres miraban.

- La montaña nos dará un camino – explicó el trol – ¡Y Rocas los guiará!

Ninguno lo cuestionó mientras siguieron a la pequeña criatura por el estrecho y oscuro pasaje. Pronto, las luces azules de la cámara quedaron atrás para desaparecer por completo luego de unos minutos. No estuvieron en la oscuridad por mucho tiempo, improvisando otra antorcha con una rama creada por Noel y las piedras de Rocas.

Nadie hablaba, solo quedaba el silencio de los nervios por lo que vendría después, o al menos eso pensaba María. Había decidió continuar, una decisión que tanto la emocionaba como la asustaba. Ahora quedaba seguir adelante, estar preparados y esperar lo mejor, sea lo que sea eso. Ya no se detendría, sin importar lo largo o peligroso que pueda llegar a ser este viaje, ella continuaría y se esforzaría y...

- Llegamos – gritó Rocas al alcanzar una pared, sacando a María de sus pensamientos.

- ¿Qué? – preguntó la chica confundida.

- Llegamos al final.

- ¿Quieres decir que llegamos al final del túnel?

- No, no, Rocas está diciendo que llegamos al final.

Rocas iluminó el muro frente a ellos, poniendo su mano sobre su superficie para formar una abertura y dejar entrar una gran cantidad de luz solar. Fue así como llegaron afuera, bañados por una luz tan fuerte y natural que al principio nadie sabía en donde estaban. Luego de que sus ojos se acostumbraron, es que se dieron cuenta.

- Estamos en el tope

Dijo María, en voz baja, mirando arriba al cielo despejado del atardecer, que mostraba las primeras señales de los astros, llenando el firmamento de colores amarillos intensos, azules oscuros y negros estrellados. Un viento fuerte, pero cálido, la golpeó, haciendo bailar su cabello como si estuviera en el agua. Abajo, en cambio, no se veía la tierra, sino un mar de nubes blancas extendiéndose al horizonte, con una excepción.

En aquella capa, había una franja despejada, una fina línea donde las nubes parecían desaparecer por completo. Esto creaba una raya por la que se veía debajo de las nubes, mostrando lo poco que quedaba de la cordillera y un extenso y violento mar que se perdía hasta el horizonte.

Era como si la montaña cortara el mismo cielo.

- Pero ¿cómo...? – fue a preguntar la chica, quedando con las palabras atoradas.

- ¿Qué? – respondió el trol – Rocas dijo que los llevaría aquí, Rocas no es un mentiroso.

- Que hermosa vista – comentó Noel, dando vueltas a la planicie donde estaban – no había una así en mi bosque.

A María le costaba pensar, teniendo problema en entender cómo llegaron hasta ahí tan fácil y rápido luego de todo lo que sucedió. Sin una buena respuesta, la chica corrió hacia al trol, levantando y agitándolo con tanta fuerza que hasta Rocas se sorprendió.

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