Un atardecer nublado se apoderó del cielo, oscureciendo todo bajo la sombra de las nubes de tormenta. Debajo el grupo continuaba por la cordillera, escalando y descendiendo cuando era necesario. Con la ayuda, algo forzada, de Rocas, pudieron atravesar muchos de los obstáculos sin problemas, cortando con un gran número de montañas para lograr ver el final de la cordillera a la distancia. Ya debían estar cerca, pensó la chica.
María y Noel caminaban juntas, mientras que Rocas, todavía pataleando y enojado, era llevado por una rama proveniente de la mano de la bruja, atándolo y lo elevándolo de cualquier piedra que pudiera utilizar. Cada vez que era necesario, les decía a ambas qué camino tomar y de que tener cuidado, pero cuando no, no paraba de quejarse.
- Rocas sigue queriendo bajar – comentó el pequeño trol, por la milésima vez.
- Te dije que lo haremos una vez encontremos al loco.
- Oh, cierto, a Rocas se le olvida ¡pero igual quiere bajar!
María suspiró, ya harta de toda aquella situación.
- No pierdas tu tiempo, querida – dijo Noel – Los troles son criaturas muy densas para entender las cosas.
- ¡Rocas escuchó eso! – gritó.
- Denso es poco – dijo María sin hacer caso a las quejas – Es como hablar con una pared.
- La mayoría de los amigos de Rocas terminaron siendo paredes.
- Eso explica mucho...
A pesar de las amenazas, Rocas no dejaba de quejarse, pelear, olvidarse de lo que le decían, y volver a quejarse durante todo el trayecto. Seguía y seguía sin importar que se le dijera o hiciese. Tanto fastidió que, con algo de cuidado y lentitud, Noel lo fue apartando con su rama un par de metros de ellas hasta que su voz se volvió un suspiro lejano.
- Así está mejor – dijo Noel – Un poco de paz.
- Creo que no se ha dado cuenta de que está hablando solo.
No lo había hecho.
- Conociendo a nuestro pequeño Rocas – siguió Noel – tal vez ni eso lo detenga de hablar.
- Tampoco lo creo, pero ¿Quizás así se canse un poco?
Ambas se miraron, pensando en esa posibilidad, antes de reírse entre las dos, reconociendo que eso no iba a pasar.
- Lo niego mucho, querida.
Ambas mujeres respiraron hondo al tener, por fin, algo de silencio y tranquilidad. A pesar de la situación, era un agradable paseo por la cordillera, aunque la vista no cambiara mucho sin importar cuanto caminara o a donde mirasen.
- Por cierto, Noel – intervino María, cortando el silencio – Nunca te di las gracias por salvarme allí atrás.
- No hay de qué, querida – contestó ella – Si veo a alguien tan adorable como tu caerse al vacío, por supuesto que la voy a ayudar.
- Igual... si no hubieras estado ahí... ¿Por qué me seguiste?
- ¡Me tenías preocupada! Irte así de enojada, era cuestión de tiempo hasta que los problemas te encontrasen.
- ¿Entonces Saúl no te pidió que me siguieras?
- El gato... - Hubo una duda en su voz – tú sabes cómo son los gatos, son muy desprendidos.
- Oh... claro.
Otro silencio las rodeó a ambas, este mucho más incómodo que el anterior.
- Igual... - continuó María tras un suspiro – Me alegra que estés aquí, no lo necesitamos para llegar al final.
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Camino de Valor
Fantasy-Tomaremos el camino difícil- es lo que Saúl le dijo a María, un camino que promete dar las respuestas que necesita la joven y frustrada escritora. ¿Acaso será suficiente? ¿Encontrará la respuesta magica para mejorar como escritora? Bien o mal, las...