Parte 7 - El Trol

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Un momento pasó en donde toda la cordillera pareció quedar en espera de lo que sucedería después. El pasillo por el que corrió María se fue abriendo de a poco, los escombros volviendo a su lugar como si estos tuvieran vida propia y el show ya hubiera terminado. Cuando todo quedó limpio y arreglado, apareció una pequeña criatura entre los muros sólidos.

No más alto que un niño chico y completamente hecha de rocas amarillas y grises, con dos ojos y boca grande llena de dientes cuadrados, también de piedra, la criatura corrió hacia el barranco. Miró el abismo oscuro por donde había caído la chica con una expresión desesperada y asustada.

- Rayos, rayos, rayos – decía una y otra vez – Rocas se va a meter en tantos problemas.

Miró hacia abajo, sin lograr ver nada más que la oscuridad.

- ¡No pensé que fuese a saltar ¡Oh dioses, oh dioses! ¡Rocas solo quería asustarla!

Dijo volviendo a la plataforma para pensar, dando varias vueltas a un paso apurado.

- ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? – miró a todos lados – ¡Espera! Nadie ha visto a Rocas, lo que significa...

Retrocedió del borde, asegurándose de estar solo antes de dar vuelta y correr por el pasillo con un paso apurado.

- ¡Si nadie ve a Rocas, no pueden culpar a Rocas por esto! – dijo contento – Solo hay que salir y...

- Solo hay un problema con ese plan.

Dijo una voz a su espalda, llena de la energía y la convicción de alguien que estaba a punto de ganar. Para sorpresa de la voz, la criatura ni se inmutó, corriendo por pasillo como si nunca le hubiera hablado.

- ¡¿Me estás escuchando?! – gritó la voz.

- No – Dijo Rocas, aun andando sin voltear – Rocas no habla con voces que no están ahí.

Otro silencio, menos dramático, pero mucho más estúpido, consumió el pasillo.

- ¿Habla en serio? – preguntó la voz algo sorprendida y confusa – ¿Qué le pasa a este bicho?

- María, no creo que el pequeño trol te esté prestando atención.

- Pensé que esto sería más dramático.

- ¿Se pueden callar? Distraen a Rocas de su plan maestro.

- Creo que prefería caer por aquel vacío a esto...

- No sé, querida, puedo pensar en cosas peores.

Ambas voces empezaron a discutir entre sí, sin saber muy bien qué hacer ahora. Había un plan, una idea dramática, flotando en la cabeza de la voz parecida a la de María que quedó arruinada. Quizás la próxima salga mejor.

En el proceso de decidir el siguiente paso, ambas se dieron cuenta de que la criatura había dejado de escapar.

- Esperen – dijo él, con una cara de confusión y sorpresa al enterarse de que... – ¡¿Hay alguien más hablando además de Rocas?!

El pequeño dio media vuelta para ver sorprendido a la chica de pie sobre una enorme rama que la elevaba por encima del vacío. María vio al pequeño trol con una expresión confundida, que luego se transformó en fastidio de alguien que acaba de arruinar su celebración bien planeada.

- ¿Recién te das cuenta? – Preguntó María.

- ¡No puede ser!

Gritó Rocas, una reacción más cercana a la que esperaba. María aprovechó para comenzar de nuevo, aclarándose la garganta antes de decir.

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