Parte 11 - El Loco del Acantilado

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- ¡Norick!

Gritó Rocas, sorprendiendo a todos antes de correr hacia el hombre y empujar al gato del camino. Aquel sujeto apenas tuvo tiempo de darse la vuelta antes de que el trol saltara sobre él para darle un abrazo; claro que, a la velocidad a la que iba, el pequeño de piedra parecía más un carro, chocando al pobre viejo, llevándoselo al suelo.

- ¿Rocas? – preguntó el hombre sorprendido antes de gritar– ¡Quítate de encima!

- ¡Rocas también te extrañó, Norick!

Cuando por fin pudo empujar al trol de arriba, le preguntó.

- ¿Cómo llegaste hasta aquí?

- Ellos me trajeron.

Dijo apuntando al extraño grupo que venía por el camino.

El viejo se paró dejándose mostrar por primera vez. Era un hombre alto y muy mayor, de piel arrugada y bronceada, con una barba larga y blanca, y sin un pelo sobre la cabeza. Usaba un simple short para cubrirse y así dejar al descubierto una serie de tatuajes que corrían por su cuerpo y terminaban por brazos y piernas. María intentó enfocarse en el diseño, pero este parecía moverse o si no fluir como el agua a lo largo de sus extremidades.

- Vaya – dijo Norick al estudiar al grupo – Una bruja muy lejos de su bosque, una humana aún más lejos de su hogar y un viejo amigo que no pensaba volver a ver.

- "Cállate, Loco" – contestó Saúl – "Esto no es una visita cordial."

- Veo que aún sigues peleando con la vida – dijo el viejo con una sonrisa – Parece que no ha hecho uso de mis consejos.

- "Y yo ya te he dicho que todo lo que dices es una locura. "

- ¿Entonces para qué vuelves a mí?

- "Yo no hago tal cosa, viejo loco, ella es la que necesita verte. "

Saúl miró a María, quien aún estaba agarrada de la mano de Noel, algo insegura de lo que tenía que hacer.

- La humana, entonces...

Dijo el viejo tocándose la barba y volviendo a sentarse frente al grupo con los pies cruzados.

- Ha pasado bastante tiempo desde que vi un humano aquí.

María no se movía. Estando por fin ahí era difícil tener una idea clara de cómo seguir. Ella miró a Noel quien la empujó suavemente hacia el viejo.

- ¿Tú... tú no eres humano?

Preguntó la chica saliendo de detrás de la bruja.

- Lo fui hace mucho tiempo, ahora... Es difícil decir que lo sea.

- ¿Y tú eres el... el loco del acantilado?

La pregunta le sacó una gran riza al viejo.

- Veo que has estado hablando con el pequeño Saúl – dijo luego de reírse – Supongo que ese soy yo, aunque en realidad mi nombre es Norick

El viejo acarició su barba de forma suave y lenta, estudiando con detalle a la pequeña y tímida chica que tenía delante. Notó su inseguridad, tratando de adivinar la razón por la que alguien como ella estaría ahora frente a él. No pudo evitar sonreír.

- Pero la verdadera pregunta es - continuó - ¿Quién eres tú, que has hecho un viaje muy largo y difícil para llegar aquí?

- Si... Me llamo María y, para ser sincera, no estoy segura.

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