Parte 1 - La habitación

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Esta historia comienza como comenzó muchas otras, en una noche lluviosa de verano.

Las gotas golpeaban con fuerza el techo de hojalata, creando ese tintineo que a María tanto le gustaba. Ella estaba lista, frente a la computadora, con su libro favorito, las velas prendidas, y hasta su gato se había acostado de esa forma extraña que a ella tanto le gusta. Estaba lista para la llegada de la Inspiración y colocar todas las ideas e historia que acechaban su mente en aquel documento en blanco.

Los segundos pasaron, luego los minutos vinieron y se fueron, y así siguió. Después de un par de horas solo había unas cuantas oraciones escritas sobre la página blanca del archivo, frases que, al releer, no tenían ningún sentido.

Rendida, suspiró y pegó la cabeza contra el teclado.

- Esto es más difícil de lo que pensé.

Dijo, casi esperando que alguien la escuchara y le diera una respuesta, para luego sentirse como una idiota al no recibir ninguna

La creciente frustración de las últimas semanas volvió a aparecer. Cansada y con unas fuertes ganas de procrastinar, la chica volteó a ver a su gato, Saúl, quien se había acurrucado en una pequeña caja a un costado del escritorio, justo al lado de una diminuta matera que guardaba un arbolito viejo y una bolsa transparente con rocas.

- ¿Qué crees que debería hacer, Saúl?

- "Escribir lo primero que te venga a la cabeza" – contestó María, usando una voz gruesa que inventó para su gato – "No puede ser peor de lo que tienes ahora"

- Pero no tengo nada escrito.

- "Exacto"

Eso no ayudaba.

Enojada y sin respuesta, ella se levantó de golpe de su asiento, tirando las hojas, cuadernos y lápices por el puro impulso, haciendo de la habitación desordenada aún más desquiciada y asustando al pobre Saúl que no sabía qué pasaba. La chica dio varias vueltas por su cuarto, tratando y fallando de ordenar el caos que eran sus ideas y sus sentimientos, antes de dar un grito frustrado y caer sobre su cama.

- Es la tercera semana que estoy en esto – dijo a los aires – ¡El concurso es el próximo mes y no he hecho absolutamente nada!

Una extraña ansiedad se apoderó de la chica. Si ella era honesta, la competencia de escritura no importaba, no de verdad, era un evento pequeño que organizaban cada año y cada año soñaba con entrar para quedar siempre corta. Su vida no cambiaría si no participaba, pero ese año era distinto.

Luego de este año nada sería igual. Ella cumpliría los 18 años, empezaría la universidad y María podría ser inmadura, pero no era tonta. Una vez comenzara esa nueva vida, todos sus sueños de niñez quedarían atrás.

- "No entiendo" – volvió hablar con la voz de Saúl – "Solo busca otros concursos o escribe cuando estés en la universidad"

- No es tan simple – contestó ella – Voy a comenzar la uni, empezar a trabajar... no va a haber tiempo para escribir otra vez, no como ahora.

- "Pues has tiempo"

- Quiero, pero tengo que ser realista...

Dio un profundo suspiro tras decir eso

- Esto solo es un simple sueño inmaduro.

Siempre pensó en escribir, ser como los autores de esos libros que guardaba en el estante. Era su sueño. Y luego de varios años de estudio y preparación, llegó a la conclusión que ella era buena leyendo historia, no creándolas. No es que no tenía ideas o la imaginación, existían en su cabeza de una forma tan viva que a veces parecía que explotaría de ella. Sin embargo, cuando intentaba pasarla a la hoja apenas había un torpe suspiro de la explosión que existía en su mente.

Camino de ValorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora