XIII.- EL PODER DE LAS PALABRAS

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Los rayos del sol empezaban a entrar de a poco por la ventana golpeando suavemente el rostro de Noelle, quien parecía imperturbable de su sueño.

Con lentitud empezó a abrir los ojos, un agradable calor la invadió de pronto, haciendo que sonriera de forma involuntaria y se pegara más a su almohada en búsqueda de esa calidez.

Entonces reconoció aquellos cabellos cenizos, que estaban enfrente de ella.

― ¿Asta? ― Murmuró somnolienta.

¿Cómo podía ser posible?

¿Cómo me encontró?

El cuerpo de él estaba girado hacia su lado. Se veía tan tranquilo y su respiración era la prueba de ello. Sus ojos cerrados con suavidad al igual que su gesto.

Estaban muy cerca.

Sus rostros no estaban muy separados pues parecía que compartían la misma almohada.

La mano izquierda de él la usaba como soporte para su cabeza, mientras que la derecha la tenía extendida hacia la joven. Lo ojos de Noelle mostraban un brillo indescifrable, estaba embelesada con aquella imagen.

Instintivamente estiró su propia mano libre para tocar la de él.

¿¡Qué mierda!?

Noelle apretó los ojos con fuerza totalmente escandalizada e intentó gritar y salir disparada de esa cama.

Para cuando volvió a mostrar su mirada rosada, se encontraba sola en aquella habitación. Se sentó de un solo tirón y sujetó su pecho con fuerza, intentando regular su respiración.

― Ugh... ¿qué clase de sueño es ese? ― Musitó para sí completamente desencajada.

¿Por qué sus orejas se sentían calientes?

― ¿Noelle? ― La voz de Yusuke la puso todavía más nerviosa. ― ¿Estás despierta? ― Pidió dando leves toques en la puerta.

La joven se cepilló el cabello con las manos y se talló los ojos con suavidad. Preparó su mejor sonrisa y respondió. ― Sí lo estoy... puedes pasar sí gustas ―

El chico le obedeció al instante. ― Hey, buenos días bonita ―

Noelle enrojeció al ser llamada de esa forma. No esperaba que lo usara más seguido, los nervios la atacaron aún más.

― Buenos días... ―

Él se acercó lo suficiente, sin dejar de sonreír. ― ¿Cómo te sientes? ―

― Mucho mejor, gracias de nuevo por hacerme compañía ―

― Era lo menos que podía hacer por ti ― Se sentó al borde de la cama estando frente a la joven. ― Tus compañeros deben estar preocupados ―

La imagen de Liebe nuevamente atacó su mente. Además que antes de irse había sido grosera y él ni siquiera había tenido la culpa, se sentía tan culpable, se supone que se prometió así misma que ni el peli blanco ni Midnight quedarían involucrados en sus problemas con Asta.

Pero tal parece que falló estrepitosamente.

― Sí... lo mejor es que regrese pronto ―

Yusuke sonrió con algo de pena. ― Antes de eso, por favor déjame invitarte a desayunar ¿te parece? ―

Con mejor humor Noelle asintió sonriente. ― Me encantaría ―

 ― Me encantaría ―

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Entre espadas y varitas|AstelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora