XII.- GAME OVER

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― Quita... quita tus asquerosas garras de mí ― Murmuró Noelle con dificultad, usando sus manos para tratar de zafarse del agarre.

Ronan sonrió de lado. ― ¿Aun te quedan agallas? ―

― Voy a luchar... lucharé hasta mi último aliento ―

― ¿Tu último aliento? JÁ eso suena en verdad interesante ― Acercó su mano libre para marcar la mejilla de la joven bruja, haciéndola sangrar. ― No falta mucho para eso ― Le susurró y después su sonrisa se expandió al sentir que la atmosfera cambiaba, así que giró su mirada hacia Asta.

― Déjala... ―

― No estás en posición de hacer demandas, Asta ―

El demonio de cabello cenizo, apretó los dientes. ― Ella... ella no tiene nada qué ver, déjala fuera ―

― ¿Suplicarás? ―

El entrecejo de Asta se marcó aún más, mostrando lo enfurecido que se sentía. ― Entonces, la voy a arrebatar de tus asquerosas manos y después te voy a mandar al infierno en miles de pedazos, imbécil ―

Ronan se echó a reír con fuerza. ― Qué buena amenaza enano, casi, casi siento un poco de desafío ― Volvió a mirar a Noelle y la bajó. ― Te cortaré la mano de una vez, es asqueroso ver como los dos están unidos ― Y empezó a tirar del brazo de la joven.

Noelle pegó un grito desgarrador de dolor, de verdad aquel ser planeaba arrancarle la extremidad sin miramiento alguno.

Entonces la mirada verde de Asta cambió a una carmesí, la oscuridad absorbió su cuerpo y tal cual bestia salvaje se libró de las sombras y saltó encima del enemigo.

Debido al impacto, la Silva fue liberada y cayó de espaldas al suelo. Le dolía horrible el cuello, incluso sentía que quemaba al igual que su mano por el tironeo anterior. Empezó a toser, tratando de recobrar el aliento.

Más adelante, Asta trataba de encestarle un golpe a Ronan, pero el sujeto era bastante veloz, y debido a su rabia, el cenizo no tenía control de sus ataques y sólo los lanzaba a lo bruto.

Aprovechando la distracción, la Silva hizo un enorme esfuerzo para ponerse de pie nuevamente y empezar a correr. En estos momentos sólo le importaba encontrar a Liebe y a Midnight para poder socorrer a la gente del pueblo.

El asunto de Asta y ese tal Ronan ya era algo muy aparte en lo que ya no le interesaba inmiscuirse.

― ¡Lie... Liebe! ¡Liebe! ― Exclamaba la chica con desesperación adentrándose al bosque. ― ¡Liebe! ¡Respóndeme! ― De pronto, el sonido de una explosión provocó que la chica se tambaleara. El crujido de los árboles llamó su atención, un par de ellos cayeron cerca suyo, así que con pesar se tiró por un costado, ahogando un grito de dolor.

― Duele... duele mucho... ― Murmuró sujetándose las costillas. ― Liebe... por favor... resiste... ― Extendió su mano como si intentara alcanzar algo, y a lo lejos podía divisar una sombra oscura y pequeña. ― Liebe... ―

Su mano cayó, debido a que el cansancio finalmente la venció y sus ojos se cerraron.

Aquella mancha oscura era un gato negro, que con cuidado se acercó a olfatear a la joven, la rodeó un par de veces antes de que una pequeña luz lo envolviera y se transformara en aquel hombre fornido de cabello oscuro alborotado.

― Oh, de nuevo eres tú, niña ― Comentó Yami en un tono de voz algo aburrido. Frunció el ceño, al ver aquella herida sangrante. ― ¿En qué rayos estás metida ahora? ― Pidió poniéndose en cuclillas, sacó un pañuelo de su bolsillo y hábilmente lo cortó para hacer una especie de venda para con cuidado anudarla alrededor del torso de la menor.

Entre espadas y varitas|AstelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora