XIV.- AHORA LO SÉ parte 2

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― Logré cerrar la herida, por suerte no quedará una cicatriz muy grande, sólo debe descansar a partir de ahora ―

Charlotte dejó salir un suspiro de alivio luego de escuchar aquellas palabras, sonrió tenuemente. ― Te agradezco mucho, Mimosa ―

La joven de cabello naranjoso, sonrió de forma amable. ― Me alegra haber llegado a tiempo y poder ser de ayuda para esta chica ― Giró la vista a la cama donde Noelle descansaba.

― De verdad que tu poder es asombroso ―

― Siempre trato de mejorar ― Admitió algo apenada.

La rubia reaccionó y la condujo a la salida de la habitación. ― Bueno, no te entretengo más, todavía necesitan tu apoyo allá afuera ―

Mimosa sonrió y asintió. ― Voy acompañar al grupo que vino conmigo, le daremos un vistazo a las personas del pueblo en caso de que necesitan ayuda médica ―

― Bien, trataremos de comunicarnos nuevamente contigo, cuando debamos regresar a casa ―

― De acuerdo ― Y sin más abandonó el lugar a paso calmado.

― ¿Segura de lo que estás haciendo? ― Pidió Yami, desde el marco de la puerta fumando un cigarrillo

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― ¿Segura de lo que estás haciendo? ― Pidió Yami, desde el marco de la puerta fumando un cigarrillo.

Charlotte no despegó la mirada de los papeles que estaban en su escritorio. ― Ese montón de gente no me va presionar para cambiar de opinión ―

Cuando las cosas se calmaron y las personas de Nean se empezaron a reunir, descubrieron que sus héroes, Liebe, Asta y Noelle, habían sido encarcelados y culpados por los atentados demoníacos de aquella noche. Siendo creyentes de su inocencia, no tardaron en llegar a la comisaría que las autoridades usaban para mantenerlos bajo custodia.

Desde entonces, día tras día, un grupo de Ciudadanos acudían para dar testimonio y pedir por la libertad del trío mencionado, pero seguían sin obtener éxito y ya empezaban a aclamar entre gritos y carteles desde afuera que su voz fuese escuchada.

Yami se encogió de hombros. ―Estoy de acuerdo totalmente ― Le dio una calada suave a su cigarro y prosiguió. ― Pero no pertenecemos a esta zona, sí los seguimos ignorando, pueden ponerse agresivos ― Ingresó a la oficina a paso a lento. ― Se nota que respaldan a esos tres, confían en ellos ―

― Eso es obvio, son los más fuertes del lugar ― Alzó la vista a su compañero. ― No iba a ser difícil lograr esa confianza, sí eres débil siempre buscarás apoyarte de alguien con más habilidades ―

― Yo creo que es más que eso ―

Charlotte por fin dejó de hacer lo que intentaba traspapelar y puso toda su atención en el peli negro. ― Los demonios no son buenos, Yami ―

― Pero son el familiar de esa niña, y tengo entendido que cuando es así, están unidos por algo invisible y muy poderoso ― La señaló con su cigarrillo. ― Y nadie puede intervenir en ese lazo ¿no es así? ―

Entre espadas y varitas|AstelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora