XI.- LAST CHANCE

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― ¡ZORA! ―

El aludido despertó totalmente asustado, que casi se cae de la cama, pero igualmente a una velocidad impresionante se puso de pie y corrió hacia su novia.

― ¿Qué pasó, qué tienes? ― Pidió alterado.

La chica mantenía la vista perdida en la ventana, sus pupilas dilatadas mostrando nervios y miedo.

― ¿Nebra? ― Le llamó, intentando traerla de regreso a la realidad. ― ¿Qué ocurre? ― Se colocó frente a ella para llamar su atención.

Ella de forma mecánica alzó su brazo y señaló afuera. Los ojos azules del chico viajaron a donde ella apuntaba y entonces también se asombró.

― ¿Qué mierda...? ―

El cielo se veía naranja y con una capa de humo cubriendo la lejanía, más precisos en el pueblo de Nean.

Nebra se llevó las manos al pecho. ― ¿Qué está pasando? ―

― No lo sé... es como si fuera un incendio ― En un parpadeo su novia se echó a correr a la salida, él la siguió rápidamente. ― ¡Hey! ― La tomó del antebrazo.

― Suéltame ―

― No lo voy hacer... ¿a dónde piensas ir? ¿Estás loca acaso? ― Interrogó mirándola con desaprobación.

Ella le devolvió el gesto y se zafó de forma brusca de aquel agarre. ― ¡Mi hermana puede estar ahí! ―

― Tampoco es para que te pongas así, por favor cálmate... Liebe y Asta están con ella ―

La peli negra frunció el ceño y se cruzó de brazos, demostrando que esas palabras no serían consuelo para ella.

Zora suspiró conociéndola perfectamente y se acercó para poder besarle la cabeza. ― Anda a cambiarte, prepararé unas provisiones... ―

Ella asintió con mejor ánimo, al saber que podía confiar en él. Entonces con rapidez fue a cambiarse de ropa. El pelirrojo tampoco perdió tiempo y corrió a hacer lo propio.

Ambos deseando que de verdad no fuera nada malo.

Noelle se arrastraba hacia atrás de forma lenta, aquella mirada que le dedicada el enemigo era enserio aterradora

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Noelle se arrastraba hacia atrás de forma lenta, aquella mirada que le dedicada el enemigo era enserio aterradora. ― No voy a creer en lo que dices... Es más ni siquiera debes estar aquí... ―

Ronan soltó una carcajada y se detuvo en su sitio. ― Asta no es el único que hace tratos ―

― Él no hizo ningún trato, es mi familiar y... ―

― Sus acciones son equivalentes, él da y tú también... bla bla ― Sonrió mientras negaba. ― ¿Sabes? deberías dejar de moverte, estás ensuciando todo el suelo de sangre ― Señaló aquel camino de color rojizo. Se encogió de hombros. ― De todos modos no podrás llegar muy lejos ― Advirtió algo burlón.

Entre espadas y varitas|AstelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora