capitulo 18

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Todo en mi vida fue un juego de piezas meticulosamente ordenadas, cada movimiento calculado por mi abuelo. En su mundo, la perfección no era solo un objetivo; era una obligación. Cualquier desliz significaba consecuencias graves, y en mi caso, la vida se había convertido en una cadena de requisitos imposibles.

—¡Señorito Leonardo, venga para sus clases! —llamaba la nana, su voz llena de urgencia.

—No, nana, debo alimentar a Ruff. Se pondrá triste si no voy.

—Pero tu abuelo—

No escuché más. La voz de la nana se desvaneció en el aire, ahogada por la ansiedad que me invadía. Aún no comprendía la magnitud de lo que ignoraba; Quizás por ser tan joven, por estar atrapado en un ciclo de obediencia y miedo.

—¡Ruff, ven! Es hora de comer. ¡No tengas miedo, hoy traje atún!

BAM. El estruendo reverberó a través de la mansión, y mi corazón se detuvo.

Me acerqué al origen del sonido, y ahí lo vi: un hombre imponente, frío como un témpano de hielo, que observaba con desprecio. A su lado, un joven cuya cara era tan suave como oscura, con una mirada vacía que solo revelaba sombras, apuntaba un arma al suelo. Mi mundo se detuvo al ver el cuerpo inerte de Ruff, mi gata. Aquella que había rescatado de la calle, que brincaba alegremente a mi alrededor, que tenía ojos azules como el cielo y que ahora, llenos de vida, se apagaban ante mí.

—Ruff, amiga... no, no duermas. Te voy a curar. Por favor, no me dejes —grité mientras corría hacia ella.

Mi cuerpo se manchó de su sangre, pero no me importó. La realidad se desvanecería mientras intentaba sostenerla, sintiendo cómo se desvanecería entre mis manos. ¿Por qué? ¿Quién fue? Entre los árboles, mi abuelo fumaba un cigarrillo, impasible, observando el espectáculo con ojos rojos como la sangre, feroces como un lobo, sin ningún rastro de compasión.

—Vamos, Leonardo. Es hora de que vayas a clase. Louis, encárgate de eso.

Louis, mi guardaespaldas, intentó acercarse, pero en ese instante un mareo lo golpeó. Cayó de rodillas, jadeando. En un momento de descontrol, yo había liberado feromonas de alfa superior, aplastando su voluntad. Mi abuelo lo empujó, y Louis se recuperó, apenas un instante antes de que mi abuelo le reclamara.

—No te atrevas a lastimar a mi tesoro más preciado, niño. Esa cosa insignificante que no pudiste proteger es solo tu culpa por no tener fuerzas para defenderla.

Lo miré con rabia. Tenía razón, aunque no podía soportar la idea de que mi familia fuera tan cruel. Si no fuera por mi madre, debilitada por la enfermedad, probablemente ya me habría ido con ella.

—Hijo mío, me queda poco tiempo. No puedo cuidarte más, lo siento. Aquí te dejo esto. Sepárate de esa familia y sé feliz; Solo no te olvides de tu hermana. Ella está haciendo todo lo posible por heredar la empresa. Está bien, pero no la dejes sola.

—Sí, madre.

Así, Leonardo comenzó su propia empresa, utilizando los contactos que su madre había construido con esfuerzo. Con el corazón apesadumbrado, dejó que su hermana se fuera con su padre, aunque le dolía dejarla a su suerte. Ella estaba decidida a seguir su propio camino, así que no podía hacer más que apoyarla en su elección. Al salir de la mansión de su abuelo, pensó que finalmente había escapado de aquella familia retorcida. Pero pronto se dio cuenta de que no podía escapar por completo.

La sombra de su abuelo siempre estaba presente, incluso si básicamente no estaba allí. La sensación de ser observado por su gente era constante. Lo sabía, pero no podía hacer nada para cambiarlo; aun no era mayor de edad. Acompañó a su madre hasta el final, siendo el único en despedirse de ella, sintiendo su dolor mientras se alejaba para siempre.

Con el tiempo, se preparó para enfrentarse al hombre cruel que había arruinado su vida. La escuela se convirtió en un paso más hacia su libertad; Necesitaba formar un grupo de aliados. En sus búsquedas, no esperaba encontrar a alguien como Eduart, un lindo gatito que, a pesar de su fragilidad, tenía una chispa de determinación.

—¡Achúuu!

—¡Eduart, abrígate! Te vas a resfriar. Hace mucho frío y tú estás con pantalones cortos.

—Pero hermana, hace demasiado calor como para abrigarse.

Carol y su primo Michell miraron a Eduart, asustados. ¿Cómo podía hacer calor si estaba nevando? Se acercaron a él y notaron que su temperatura era alarmantemente alta; Estaba ardiendo en fiebre. Carol levantó a su hermano y lo llevó hacia su cuarto, mientras Michell se apresuró a buscar medicinas y Alan fue a preparar papilla. Podría decir que estos chicos eran muy confiables.

Al día siguiente, Eduart estaba llorando desconsoladamente, y Carol no sabía cómo consolarlo. Los demás estaban sorprendidos por su actitud, pero comprendían su sufrimiento.

-¡No! Carol, no quiero inyecciones. No me lleves al hospital.

—¡No mares llorón! Vamos, tienes que curarte.

—Pero tengo miedo al dolor.

—Y entonces ¿cómo subiste a manejar la patineta si tenías miedo al dolor, y eso que te caíste como 50 veces?

—...

Finalmente, Carol llevó con éxito a Eduart al hospital. Mientras tanto, en otro lugar, ciertos individuos buscaban paraderos.

—Mira, estos chicos vinieron al hotel buscando el mismo video que usted, jefe.

—Hmm... síguelos y averigua sobre ellos.

—Está bien, jefe.

En el gimnasio, tres chicos enérgicos jugaban baloncesto, riendo y disfrutando de la vida.

—Chicos, se acabó su hora. Es tiempo de hacer tarea.

—Un rato más, Tom.

-No. Ya lo dijimos antes. No caeré en sus palabras. ¡Vamos!

—Está bien...

Mientras tanto, Alan estaba pensativo sobre qué hacer más adelante. De repente, sonó su celular. Al contestar, se puso pálido, lo que preocupó a Michell.

—Mi familia me acaba de comprometer sin que yo estuviera de acuerdo.

—¿¡Qué!?

—Y se enteraron de mi embarazo y ya sacaron una cita para que aborte.

Michell se quedó sin palabras, asombrado por la cantidad de malas noticias que caían sobre ellos en un solo día. En ese momento, ambos miraron las noticias en la televisión, y lo que vieron los dejaron perplejos.

Las imágenes de un escándalo relacionado con la familia de Leonardo aparecieron en la pantalla. Las conexiones entre el negocio familiar y un oscuro juego de poder se revelaban ante sus ojos, y el miedo a la represalia se apoderó de ellos. A medida que la noticia se desarrollaba, comprendieron que la vida de Leonardo estaba entrelazada con sus propios destinos, y que lo que estaban a punto de enfrentar podría cambiar sus vidas para siempre.


PEQUEÑO TEATRO

-Carol estoy saliendo en la televisión soy famoso

-tu tonto que hace ahi estas saliendo ahí por cosas malas

-.....-

-este chico nunca va a cambiar (Eduart) postrado en una camilla vio como Nilo era llevado por la policía


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