Capítulo 1

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En un claro verde de los territorios de caza de los Midoriya, el alfa Hisashi Midoriya, lideraba la cacería del día, ya que tenían que preparar las provisiones para el duro invierno que se aproximaba y para los futuros cachorros de la manada.

No muy lejos de allí la omega del alfa, Inko Midoriya, se encontraba en una cueva no muy alejada de los territorios descansando de su paseo matutino de todos los días, tenía 8 meses de embarazo estaba muy cerca de poder conocer a su pequeño, pero a la vez con miedo.

Ya que en las últimas semanas han podido divisar a varios humanos y muchos de ellos conocidos como cazadores de lobos.

Las demás manadas vecinas les avisaron del avistamiento de humanos, ellos por proteger a los miembros de sus manadas los dejaban en un claro para poder controlar a todos los lobos, Inko se encargaba del cuidado de los cachorros junto a los demás omegas de la manada.

Por otro lado el alfa se encargaba de liderar las cacerías de los días para poder tener recursos, para poder sobrevivir al duro invierno y poder alimentar a todos los miembros.

Cada miembro de la pareja líder, tanto omega como alfa, tenían sus tareas para mantener la seguridad y la calma en su manada, no querían perder a nadie, ya que ellos eran como una familia, bueno lo son, todos cuidan de todos.

(...)

Las horas pasaron para dar inicio al atardecer, los alfas que fueron a la cacería de esta mañana regresaban con varios ciervos y conejos en las fauces.

Todos omegas se dirigieron a reencontrarse con sus parejas, Inko intento levantarse pero por el esfuerzo rompió aguas, un gemido de dolor le salió de la garganta, todos los miembros de la manada corrieron hacia ella y la pudieron ver tirada en el pasto jadeando.

- ¡Inko!-Grito el alfa mientras tiraba el ciervo en el pasto mientras corría hacia su omega.

- Ah...Hisashi...el...cachorro.-Decía la omega mientras sentía las contracción recorrer todo su cuerpo.

El alfa no lo dudo dos veces y cargo a su omega con el hocico y la llevo hacia su cueva.

Alfa y omega, ambos estaban ansiosos por la esperada llegada de su cachorro, Inko podía sentir que con cada contracción su cuerpo se rompía, seguía empujando, los minutos pasaron y pudieron ver la cabeza del cachorro, la omega estaba jadeando, pero no se rendiría tan fácil, con unos empujones pudo dar a luz a su cachorro.

La omega se acerco a su cachorro y lo seco con la legua, para quitarle todo el liquido amniótico del parto junto con la sangre, podía escuchar los ronroneos de su pequeño, lo cogió con su hocico y lo acerco a su cuerpo para que el pequeño cachorro pudiera amamantarse con los culiestros.

-Es precioso.-Dijo el alfa, podía observar a una pequeña bola de pelo verde oscuro mamando de las mamas de su madre.

- Se llamara Izuku.-Le dijo la omega mientras lamia a su cachorro para secarlo bien, podía escuchar los pequeños ronroneos de su pequeño mientras tomaba la leche materna.

- Sera el siguiente líder de la manada, no importa si es alfa, beta u omega, solo se que él es el indicado para tomar mi lugar.-Le dijo el alfa mientras se frotaba la frente con su pareja, la omega ronroneo por los mimos de su pareja.-Solo espero que encuentre a una pareja que lo valore y lo proteja.-Dijo el alfa, se tumbo al lado de su omega para darle calor a su cachorro.

(...)

Los años pasaron y un pequeño peliverde se escondía en unos arbustos para poder cazar su primera presa, apenas tenia 4 años y ya estaba cazando lo primero que veía.

El otro día llego a su casa con un ratón muerto que cazo el mismo, sus padres lo felicitaron y le dijeron que siguiera así, el ronroneo de felicidad.

- Izu.-Le llamo un cachorro rubio con rayas negras.-¿Dónde estas?-Pregunto el rubio mientras olfateaba el aire, pero no captaba el olor de su mejor amigo.

Izuku al escuchar la voz de Denki, se agazapo en la hierba sin hacer ruido, pudo ver lo distraído que estaba en rubio, rio en bajo, se arrimo de manera lenta y al estar en una distancia prudente se abalanzo a el poniéndose encima de él.

El omega rubio grito al sentir un peso encima de él, al alzar la vista pudo ver aun pequeño cachorro peliverde mostrando los dientes en señal de amenaza.

- ¡IZUKU!-Grito Denki al sentir los pequeños dientes en su garganta.

- Denki...ahora te voy a comer.-Le dijo el pequeño cachorro mientras hacia presión en la garganta de rubio sacándole otro grito.

Antes de que pudiera decir algo Izuku, un ruido le llamo la atención, se bajo de encima de Denki y olfateo el aire.

- Que hueles Izuku.-Le dijo el rubio al ver lo atento que estaba en cachorro por ese aroma.

- Huele raro...me pica en la nariz.-Le dijo el peliverde mientras tapaba con su mano en hocico y soltaba un gruñido.

- Izuku...ese aroma es de un alfa...pero no me suena de esta manada.-Dijo Denki, pudo ver como un pelaje rubio se dejaba ver con unos ojos amarillos como el oros, el rubio trago grueso, se puso delante del cachorro para protegerlo pero antes de hacerlo, el líder de su manada llego siendo seguido por su pareja.

Inko se llevo a su cachorro lo antes posible, no quería que su pequeño presenciara una pelea de alfas y menos que aun no presenta su segundo genero, Izuku se relajo al sentir a su madre cerca de él, se quedo dormido siendo cargado por la omega.

Ambos llegaron a la cueva e Inko coloco a su cachorro en su cama, ella se acostó a su lado sin bajar la guardia, no sabia que hacia ese alfa en sus territorios y tampoco quería descubrirlo. Se quedo dormida junto a su hijo mientras lo arrullaba con su chillido, pero el olor a fuego inundo sus fosas nasales, se despertó de un sobresalto, el color naranja y rojizo inundo la cueva, la omega se asomo por la cueva y vio un caos haya fuera.





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