TRES

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Me percate de las lágrimas que se resbalaban sobre mi mejilla las quité con rapidez volviendo a mi expresión sería. Observo mi muñeca aún no curada, con mi mano izquierda lo junto con mi poder de esa manera veo como la piel se entrelaza sin dejar rastro alguno de herida. Seguí caminando hacia el salón de clases reviso mi horario, me tocaba historia.

—Tiene suerte, Srta. Dubois apresúrese a sentarse a un de lado de Cullen. —Indica un asiento vacío a un lado de una chica cuya piel es aterciopelada su cabello es tiernamente cortito.

—Un gusto, soy Alice Cullen.
—Apenas me siento la chica me saluda cordialmente tomó su palma peculiarmente fría.

—Mucho gusto Alice, soy Selene.
—Acentuo mi habla con una sonrisa. Al instante su expresión de confusión provocó que enarcara mis labios levemente.

La chica iba a hablar pero lo interrumpió una voz sonando en la habitación. —Abran su libro en la página 54. —Así comenzó la clase, me mantuve erguida en mi lugar mirando hacia la ventana. Sono la campana de salida, los estudiantes se amontonaron para salir. Mientras yo me tomo mi tiempo para arreglas mis cosas, colgar el bolso en mi brazo y salir de aquel escandaloso lugar.  Paso por unos pasillos, hasta llegar a mi casillero lo abro y colocó mi mochila en este.

Al terminar guardo mi llave en el bolsillo de mi chaqueta y me encamino hacia la salida. Durante la salida note una camioneta Cullen estacionada justo a un lado de mí motocicleta. No le tome mucha importancia seguí mi camino con tranquilidad hacia esta coloque mis guantes junto al casco enciendo la moto haciendola rugir antes de comenzar a tomar el camino a casa logré escuchar a uno de ellos.

—El alma gemela de Jasper. —Voltee hacia ellos un momento dedicándoles una expresión de seriedad excepto aquel chico. Con el se desvanece todo rastro de enojo o incomodidad en una mínima de segundos el chico pudo influir en mi a una frecuencia en la que no pude reconocer mis propias emociones hacia él. Con mi mano bajo la ventanilla del casco y miro al frente acelerando llegando a casa tome sangre.

Me asomo por el balcón pudiendo disfrutar de él limpio aire, y el aroma de la naturaleza que acompaña el pueblo de forks. Vuelvo a la habitación eligiendo varios libros dedicándome a leer las horas pasan volando al caer la noche en la lejanía un montón de aullidos logré escuchar.

***

Me encontraba ya en el instituto arreglando mis libros en la mochila.

Llendo al vestidor de chicas para cambiarme, toca deporte por ende debo, al salir muchas miradas fueron dirigidas a mi ignore éste detalle por completo mientras el profesor da indicaciones 'los chicos jugaras baloncesto y las chicas voleibol' termino por anunciar eleve mi mano llamando su atención.

—¿Puedo jugar baloncesto? —Fue más una demanda que una sugerencia.

&No hay problema. McCall, puedes incluir a Selene en tu equipo?
—Pregunta el profesor hacia el chico.
El chico me miró de arriba a abajo burlón.

—Estamos completos.

—¿Cullen? —Un castaño resalto en la multitud por su gran musculatura respondió con una enorme sonrisa.

—No hay problema, la puedo incluir. —Inquiere amablemente. Comenzó el juego, los chicos del equipo contrario intentan ponerme en desventaja varias veces en su lugar logro encestar varias veces. Solo faltaba un punto para ganar el equipo contrario se encontraban exclamando cosas. Mientras mi equipo me felicitaba por otro punto más. Notó que Emmet envía un beso hacia las gradas provocando que mi mirada vaya a estas dejándome ver a algunos Cullen incluyendo risitos de oro. En el instante en el que dirigí la mirada hacia el pude notar una pequeña sonrisa formada en su rostro inevitablemente desvíe mi mirada hacia otro lugar mi corazón se acelero, el descontrol comienza a carcomerme, sobo mi pecho intentando calmarme. Meneo la cabeza para desechar esos pensamientos, algo que claramente no funcionó. Aun así le doy toda mi atención al juego, este comienza el chico apellidado McCall quería meterse en mi camino intento empujarme pero yo ni siquiera me movía de mi lugar hasta que se tropezó y cayó al suelo, se ve los codos y me tenso.
Sangré, únicamente pude pensar en eso mis manos temblaron ante mi instinto depredador lo observé sería.

—Entonces el pensamiento grito en mi cabeza. —Hambre.

Levanto mi vista viendo a unos pasos de mi a Emmet que se encuentra tenso viendo cómo le ayudan al chico me encamino a la salida, antes de hacerlo.

—¡Hey! Emmet. —Se encontraba observando como se llevaban al chico al parecer salió de su trance y me miró le di a entender con un movimiento de cabeza que saliéramos.
Asintió junto a sus otros tres hermanos salimos hacia fuera.
Comenzé a mirar el cielo y detallarlo eso me tranquilizaba un poco, mientras los otros tres me miraban atentos.

—¿Que? —Pronunció aún sin mirarlos. La chica rubia da un paso adelante.

—Te veías muy tensa al ver al chico lastimado. —Expresa con autosuficiencia en su voz.

—La sangre no es algo que me encante ver... —Refuto cortante. El silencio reina por un momento mi mirada bajo lentamente al rubio que me observa atentamente, mi primer pensamiento fue marcharme, mis pies comenzaron a moverse a la entrada después de todo mi intención sólo fue mantener controlado el ambiente.

—No esperes que te agradezcamos.
—Sonó la voz de la rubia interrumpiendo mis pasos.

Entonces una sonrisa maliciosa se forma en mi rostro, alzó una ceja.
—¿Agradecerme? ¿Porque lo harían?

Toda seguridad que antes detallaba la chica se esfumó en un momento.
—Tema olvidado, mientras no se interpongan en mi camino no hay problema alguno. ¿Quedó claro?
—Voltee hacia la puerta dejando de verlos.

—¿Que eres? —Pregunto el grandulón.

—Soy... Selene Dubois. —Con tan solo nombrar mi apellido les estoy dando una peligrosa pista, bien conocido llegó a ser ese apellido, pues, es de un aquelarre frances que se disolvió esté era el más despiadado. Observe por última vez a los chicos seriamente de nuevo el rubio logro desvanecer mi seriedad. Entre al instituto me dirigía a mi casillero para colocar mis libros y salir. Llegando a casa me desparramo sobre el sillón con el uso de mi habilidad atraigo el control de la TV a mi palma.

Los días pasaron por suerte no hubo ningún otro enfrentamiento. Rumbo a clases me detengo en la entrada mirando hacia el salón que se encuentra lleno excepto un puesto con el rubio a un lado. Llegó al puesto notó que saca su bolso del asiento rápidamente me siento a un lado de... Él. Una vez comenzada la clase, siento su mirada sobre de mi.

—¿Sucede algo? —Le murmuró en un tono audible. —Este sonríe, a la vez niega con la cabeza. Sigo mirando hacia el frente, una sonrisa se forma en mi rostro. Se siente bien tenerlo cerca.

La Hora Azúl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora