llega tarde a clase

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A la mañana siguiente, Atenea volvía a encontrarse sentada en la cafetería con el ordenador abierto frente a ella. De camino a la facultad se había encontrado con una de las alumnas de primer curso, y gracias a ella sabía que la profesora Zahir había mandado un trabajo para dentro de tres semanas. Se disponía a hacerlo en aquella mañana para poder acabarlo cuanto antes.

Estaba concentrada escribiendo en el ordenador, y el repicar de las teclas ahogó el sonido de unos tacones contra el suelo. No fue consciente de que alguien se había acercado a ella hasta que una mano se posó a su lado, en la mesa.

- Son las 10:15 de la mañana.

Atenea levantó la vista del ordenador para encontrarse con la pelinegra que le había destrozado el coche.

- No recuerdo haberle preguntado la hora, pero está bien saberlo, gracias.

- Usted es alumna de Derecho Penal, ¿no es así?

Se giró en la silla para poder mirarla de frente, deduciendo que la conversación iba a ir más allá de dos frases.

- Así es - asintió - Derecho Penal es mi asignatura de este año.

- De este año y de los tres anteriores, por lo que tengo entendido.

La morena, lejos de molestarse, sonrió.

- ¿Qué le puedo decir? Me gusta tanto que he querido repetirla año tras año.

Zulema frunció el ceño ante la osadía que aquella niña mostraba ante ella.

- Usted es la profesora de Derecho Penal, ¿no? - preguntó, a pesar de que ya lo sabía.

- Así es.

- Ah, pues un placer - esbozó una fingida sonrisa cordial, haciendo ademán de volver a centrar la atención en la pantalla del ordenador.

- La clase de Derecho Penal empezó hace 15 minutos - oyó que Zahir le decía.

La sonrisa sobre sus labios se hizo aún más amplia cuando la miró.

- En ese caso le aconsejo que se de prisa. Llega 15 minutos tarde.

- ¿Se cree graciosa o algo?

- Digamos que me caracterizo por tener un buen sentido del humor - se reclinó hacia la mesa, doblando los brazos y apoyando la cabeza sobre sus manos cruzadas - No voy a asistir a las clases de Derecho Penal, profesora Zahir - habló finalmente con seriedad - No tengo nada contra usted - hizo una pequeña pausa - Bueno, la verdad es que sí que tengo algo - al ver a la pelinegra fruncir el ceño, añadió - Un precioso golpe en la parte trasera de mi coche. Eso si que se lo recrimino. Le recomiendo que se revise la vista. O las dotes de conducción. Está claro que una de las dos cosas fallan.

- Insolente.

- Sí, eso también suelo serlo. Ahora, si me disculpa, creo que tiene una clase que atender, ¿no?

Atenea creyó que Zulema se alejaría pero en su lugar la mujer apoyó las manos sobre la mesa, a ambos lados de su cuerpo para inclinarse lentamente hacia ella, dejando el espacio entre sus rostros.

- Usted no sabe quien soy.

- Por lo pronto sé que es una profesora que llega tarde a su clase - el tono susurrante de su voz hizo vibrar el cuerpo de la pelinegra, que tuvo que hacer un esfuerzo para no dejarlo ver.

Sus miradas se perdieron la una en la otra, como si estuvieran estudiándose, analizándose. Fue finalmente Zulema quien rompió la mirada, cogiendo su maletín de la mesa y saliendo de la cafetería dando grandes pasos que hicieron sonreír a la morena.

inesperada {zulema zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora