¿y a ti desde cuando te gusta la fotografía?

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Atenea se despertó con un rico olor a tortitas llegando a su nariz. Se revolvió en la cama, hundiéndose entre las sábanas. Tanteó el colchón en busca del cuerpo de Zulema pero no lo encontró. Soltó un suspiro mientras se estiraba.

Justo en ese momento la pelinegra abrió la puerta de la habitación, sonriendo al encontrársela estirada como un gato.

- Buenos días - murmuró la morena con voz ronca, levantando el brazo para hacerle una seña de que se acercara.

- ¿Días? Tardes, más bien.

- ¿Qué hora es?

- Las 2 del mediodía.

- Ay - gimió - ¿Tanto hemos dormido?

- Has, cariño. Yo hace una hora que me desperté.

- ¿Y se puede saber por que no te quedaste aquí conmigo? - el cuerpo de Zulema cayó sobre el suyo cuando alcanzó su mano y pudo tirar se ella - ¿Sabes? Creo que no me importaría despertar así todos los días - murmuró sobre sus labios, justo antes de dejar un pequeño mordisco en ellos, recibiendo en respuesta una manotazo en el hombro.

Se escondió bajo las sábanas mientras Zulema se tumbaba a su lado, con la mitad del cuerpo encima del suyo. Ambas dejaron escapar un suspiro de satisfacción al mismo tiempo. Sí, definitivamente se podían acostumbrar a aquello.

- Por cierto, tu móvil ha sonado varias veces.

- ¿Y quien era? - la pregunta llegó a los oídos de Zulema medio ahogada, pues Atenea aún permanecía bajo las sábanas, con la cabeza hundida en el colchón.

- No lo sé, no lo he cogido.

Como si supiera que estaban hablado de él, el aparato volvió a sonar. Uno de los brazos de la morena salió de debajo de las sábanas para tantear la mesilla en su busca. Cuando lo encontró, descolgó sin fijarse en quien le llamaba.

- ¿Sí?

- ¡Mami! - se incorporó de golpe al sentir la voz de Leo, y Zulema estuvo a punto de caer de la cama.

- Hola - dulcificó su tono mientras salía de la cama y empezaba a buscar algo de ropa con la que cubrir su desnudez - ¿Cómo estás?

- Te echo de menos, ¿cuándo vienes?

- Hoy por la tarde sin falta.

- ¿Podemos cena con Sole?

- Si le parece bien...

- Dice que sí. ¡Y que vamos a hacer hamburguesas!

- ¿Hamburguesas? Pero si ya las comimos el otro día.

Zulema la observaba moverse de un lado a otro de la habitación. No había tenido tiempo de escuchar la voz de quien la había llamado, pero intuyó que se trataba de Sole.

- Sí, sobre las 6 está bien - Leo le había pasado el móvil a Sole para que esta pudiera hablar con la morena - Y gracias.

Se despidieron brevemente antes de colgar. La pelinegra mantenía los ojos ligeramente entrecerrados. No sabía porqué, pero la mención de las hamburguesas le recordó a alguien al que no era capaz de reconocer. ¿Por qué le resultaba tan familiar?

- Era Sole - Atenea volvió a tumbarse a su lado - Me ha invitado a cenar... - se detuvo unos segundos mientras reflexionaba sobre una idea que acababa de cruzar por su mente. Miró a Zulema con fijeza mientras esta fruncía el ceño.

- ¿Qué?

- ¿Quieres venir?

- ¿A cenar con Sole?

inesperada {zulema zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora