nos vemos el lunes, en clase

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Si Zulema esperaba que Atenea apareciera por su clase, o por su despacho, para pedirle disculpas, estaba muy equivocada. No era de las que pedían disculpas, y mucho menos cuando la hacían enfadar. Y Zulema había conseguido molestarla. Y mucho.

La semana había pasado sin que ella pisara la facultad. A pesar de eso, Martín le había enviado un correo con todos los trabajos que la profesora Zahir les había mandado hacer para la próxima semana.

- Esa mujer está mal de la cabeza - murmuraba cada poco tiempo la morena, con la cabeza entre los libros y el ordenador frente a ella. Quería terminar todo eso cuanto antes para poder sacárselo de encima. Estaba tan concentrada leyendo los diferentes artículos que no fue consciente de que su móvil estaba sonando hasta que Leo se lo dijo.

- El móvil, mami - tiró de su manga - Suena.

Cogió el aparato y frunció el ceño al ver el nombre de Saray en la pantalla.

- ¿Qué quiere esta ahora? - se preguntó mientras descolgaba - ¿Sí?

- Tú, yo, hoy, en el bar de Joe. A las 10, ¿de acuerdo?

Tardó unos segundos en contestar, mientras procesaba la información.

- Saray, no voy a...

- Vas a, vas a - la interrumpió - Y no acepto uno por respuesta - le advirtió - Que sepas que he cometido una ilegalidad y he buscado tu dirección en los archivos de la facultad. Así que como a las 10 no te presentes en el bar de Joe, te juro que seré yo quien se presente en tu casa, ¿me estás entendiendo?

- Perfectamente - suspiró. Su respuesta no llegó a ser escuchada, pues Vargas ya había colgado - Qué mujer - gruñó, aunque tenía que reconocer que, después de tres años, algo de fiesta si que le apetecía.

- ¿Qué pasa, mami?

- ¿Te apetece pasar la noche en casa de la abu Sole?

- ¿Toda la noche?

- Sí, toda la noche.

- ¿Hasta la mañana.

- Sí, hasta la mañana.

- ¿Sin ti?

- Eh... Sí, yo llegaría para la hora de comer. Más o menos.

- ¿Más o menos o en serio? - el tono de Leo reflejaba cierto temor. Llevaba 3 años casi sin separarse de la morena, y cada vez que esta le decía que tenían que alejarse, necesitaba saber con exactitud cuando volvería a verla.

- En serio. Para la hora de comer yo también estaré en casa de la abu Sole.

- Entonces sí, si que quiero - exclamó, bien sonriente.

Atenea llamó entonces a Sole, preguntándole si podía llevarle a Leo en unas horas. Cuando le preguntó la razón y le dijo que iba a tomar algo con Saray, la mujer no pudo contener su emoción.

- ¡Eso es lo que tendrías que haber hecho hace muchos meses! - le había dicho - Salir como una persona normal. Me quedaré con Leo encantada. Ya sabes que adoro a esa pequeño.

Tan pronto lo dejó en su casa, ya vestida y bien arreglada, se arrepintió enormemente de haber aceptado la propuesta de Saray. La propuesta o la obligación, mejor dicho. La noche era fría y estaba cansada. Lo último que le apetecía era meterse en un local de mala muerte, aunque tenía que reconocer que echaba de menos a Joe.

Uso un taxi para llegar al lugar, pillando algunos atascos por el camino. Cuando se detuvo frente a las puertas de aquel local escondido entre dos edificios, al fondo de un callejón, eran las 22:10. Saray ya la había llamado 3 veces, pero no se había molestado en contestar pues, al fin y al cabo, estaba a punto de verla.

inesperada {zulema zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora