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—Así que ambos son de una dimensión diferente, en la que todo mundo tiene poderes mágicos

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—Así que ambos son de una dimensión diferente, en la que todo mundo tiene poderes mágicos... Eso suena.. raro. —Dijo el chico de cabello rubio.

—Si bueno, mis amigos fueron mandados a otras dimensiones, y... por ahora solo pude encontrarlo a él. —Señalé a Bakugo.

Él y el chico pelinegro estaban quemando autos, siendo Bakugo quien los explotaba y luego el otro golpeaba el auto con un bate.

—Uy, tal para cual. —Dijo el pelimorado de cuatro cejas.

—Y bueno, ¿Qué se supone que son ustedes? Traen uniformes iguales —Señalé. —¿En qué cereal salen o qué?

—Somos una pandilla, algo reconocida en Japón. —Dijo con orgullo el pelimorado.

—¿Cómo delincuentes? —Ladeé mi cabeza.

—Algo así.

—¡Hey Kats! —Llamé al pelicenizo, él volteó sonriente. —¡Tenemos delincuentes, agarralos y llevemoslos a prisión!

—¡Pero no somos malos! —Chilló el chocoflan de ojos verdes. —S-Somos niños que... bueno, solo es un juego de niños, no es nada grave.

—¿No? Hace un rato casi matan al gigantón, eso es demasiado grave. —Dijo Bakugo sentándose a mi lado. —Si no fueran unas miserables ratitas débiles los explotaría por ser unos delincuentes.

—¡O-Oye, no es así!

—Como sea, mis cuernos están los suficientemente cargados como para no poder continuar buscando a los demás. —Bufé quitando mi cabello de alrededor de mis cuernos. —¿Tienen algo lugar donde podamos quedarnos?

—¿Por qué deberíamos ayudarlos? —Cuestionó el rubio que parecía ser el líder mirandonos ceñudo.

—¿¡Ah!? ¡Hirai salvó al grandote de morir, deberías ser agradecido y ofrecernos un techo! —Bramó con molestia Bakugo.

Ambos rubios se miraron con ganas de matarse uno a otro.

—Está bien si no quieren ayudarnos. —Dije tranquila levantándome, jalé un mechón del cabello de Bakugo y lo hice levantarse. —Seguiremos por nuestra cuenta, gracias por la comida.

—¡Oí, Hirai! —Exclamó Draken, anteriormente se había presentado. —Yo puedo ayudarles a conseguir un lugar en donde puedan quedarse, no es lo mejor pero... creo que podría servir.

°°°

—Orale. —Dije sorprendida. —¿Y vives aquí desde pequeño?

—Ajá, no es el mejor lugar como dije, pero sirve para lo que es. —Dijo Draken acomodando algunas cosas para quitar las que había sobre la cama.

—Ken, maldición, ésto no es un hotel. —Exclamó una fémina con poca ropa entrando a la habitación.

Me transformé en Vlad para taparle la vista a Bakugo, pero eso hizo asustar a la chica quien gritó asustada.

—¿¡Qué mierda!? ¿¡Cómo es que ella...!? —Y se cayó de bruces al suelo.

—Chin, se me olvidó. —Murmuré volviendo a mi forma.

Después de que Draken cargará a la chica y se la llevara, me quedé incómoda junto a Bakugo.

Nos quedaríamos ambos en la misma habitación, y misma cama debido a que no había otro lugar disponible. Y digo, no es como que no hubiéramos dormido juntos, pero ahora era algo incómodo.

—Quedate con la cama, me transformaré en algún animal para dormir en el suelo. —Le dije transformandome en gato para después acomodarme en el suelo, pero Bakugo me cargó entre sus brazos.

—No vas a dormir en el suelo, tonta.

—Pero se ve cómodo.

Él quitó las mantas para después entrar a la cama y dejarme a su lado. Me sentí muy a gusto con el calor que Bakugo emitía, así que me apegué más a él, dejando caer mi pequeña cabeza sobre su brazo.

—Es más cómodo aquí. —Ronroneé poniéndome panza arriba para que Bakugo pudiera rascar mi pancita.

—Transformame en un gato. —Dijo él y yo lo miré con confusión. —Quiero saber lo que tú sientes.

—¿Estás seguro? Parecerás Bambi al no estar acostumbrado.

—Hazlo, no me cuestiones. —Gruñó y yo viré los ojos.

Me levanté, colocandome sobre él para después transformarlo en un gato amarillo con manchas blancas.

—¿Y bien? ¿Cómo me veo? —Lo miré divertida pero después me puse en posición de ataque.

—¿Quién eres y que hiciste con Bakugo?

—Me lo comí. —Dijo imitandome.

Ambos nos pusimos a jugar, dándonos mordidas y arañazos pero sin llegar a dañarnos.

°°°

—¿Tan pronto? —Preguntó el rubio patito. —P-Pero... Ustedes son héroes, ¿No podrían quedarse y... y ayudarme?

—¿Ayudar en qué? —Bufó Bakugo molesto. —Tenemos que encontrar a los otros idiotas, ustedes sólo son unos extras en ésta maldita historia.

—Es solo que... existe una situación que no puedo arreglar. —Murmuró afligido.

—Michi, mírame a los ojos. —Pedí y él lo hizo.

—¿Usarás la previsión? —Cuestionó Bakugo frunciendo el entrecejo.

La película de la vida de éste chico pasó por mis ojos, mente y se instaló en mis recuerdos.

Después de ver todo eso, estaba tan aturdida. No se trataba de villanos contra héroes, era algo más turbio.

—Escuchame bien Takemichi Hanagaki, tienes que luchar hasta el final, da todo de ti, no te dejes llevar por malos comentarios, por esas malas experiencias, lucha por ellos, pero nunca te olvides de ti mismo. —Murmuré.

—¿Q-Qué es lo que viste? T-Tú viste mi futuro, ¿No? ¿Qué hay en el futuro? ¿Arreglaré todo? ¿Hina vivirá? —Se veía tan desesperado, tanto que incluso me sujetó por los brazos con fuerza, tratando de acercarme a él. —¡Por favor dime algo!

—¡Oye bastardo, no la toques! —Exclamó Bakugo alejándolo de mi.

Estaba sorprendida, pero a la vez preocupada. Ésto era algo que definitivamente no podría esperarme jamás.

—Sea lo que sea que haya visto, es demasiado para ella. Y eso que ya ha visto tantas cosas. —Dijo Bakugo mirándome.

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BOSSA NO SÉ [BNHA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora