♱08: Su nombre es Gerard

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Frank había estado inquieto la mayor parte de la noche, se movía de un lado hacia otro y a pesar del clima frío él podía sentir las gotas de sudor que se escurrían por su frente. Había tanto que procesar, tantas cosas que había descubierto en un solo día y que ya las percibía tan lejanas, incluso ajenas a él.

Pero es que, ¿Él? ¿Un semidiós? ¿Hijo de Poseidón, el rey de los mares?

Todo parecía una locura.

Y si la ocasión hubiese sido otra, si le hubiesen dicho esas cosas así por así, Frank estaba seguro que habría despotricado sin parar y habría mandado al carajo a todos, después de reírse hasta que su estómago doliera. Pero sabía que era verdad, aún no se explicaba y mucho menos entendía cómo funcionaba aquello, pero había sacado aquellos látigos de agua de sus manos y se había defendido con ellos.

Aún le faltaba atar algunos cabos sueltos sobre su verdad, estaba seguro que el Lobo Blanco era el indicado para hablarle sobre todo eso, ya tendría tiempo suficiente para aclarar todas sus dudas.

Sin embargo, no era eso lo que lo tenía tan inquieto, ni siquiera la terrible historia detrás de sus ancestros. Lo que lo tenía agobiado totalmente era la pérdida de Anthony.

Si existía un tema del que Frank odiaba hablar o siquiera pensar, era sobre la muerte. Esta había sido muy selectiva con su familia al dejarlos solos en la vida a su hermano y a él. Quizás por ello fue que se había creado la ilusión de que Anthony y él iban a vivir juntos por muchísimos años. Si bien era cierto que en el último tiempo Anthony había cambiado mucho y Frank había adoptado una actitud difícil, él lo amaba más que nada y estaba seguro que el sentimiento era recíproco.

Y haberlo visto en sus últimos momentos de vida, no haber podido hacer nada para llevarlo conmigo y que su hermano se hubiese sacrificado para salvarle era más de lo que Frank podía soportar. Hubiese preferido tener que enfrentar a muchísimas bestias de esas más, agotar ese poder suyo o cualquier cosa con tal de seguir teniendo a Anthony.

—Perdóname —murmuró abatido. Los últimos momentos que pasaron juntos habían sido para discutir y reclamar por parte de Frank, y sabía que había fallado como hermano al no confiar en las palabras de Anthony, era solo que se sentía muy molesto y defraudado por tantas mentiras.

Si tan solo Anthony le hubiese explicado un poco más o hubiese sido más sincero, Frank habría actuado de una manera distinta. Pero todas esas solo eran simples suposiciones porque ya nada de eso ocurriría en su vida, ya nada ganaba imaginando soluciones para reparar un pasado inexistente. De ahora en adelante solo le quedaba tratar de sobrevivir y aprender a decidir con madurez, al menos debía intentarlo. Era lo mínimo que podía hacer en memoria de alguien que había dado la vida por defender la suya y darle una nueva oportunidad.

Frank se giró hacia su costado izquierdo en posición fetal y se abrazó a sí mismo. Las lágrimas que escocían en sus ojos por fin salieron y rodaron sobre el puente de su nariz y acabaron su recorrido sobre la almohada. En un llanto silencioso y lastimero, Frank permitió que un poco de su dolor saliera de su pecho, sentía que se desgarraba por dentro y no tenía la más mínima idea de que hacer para que se detuviera.

Lo único que podía pensar con claridad mientras poco a poco se quedaba adormecido, era que, nunca, pero absolutamente nunca, quería volver a sufrir un dolor como ese.

*

Mikey Way estaba demasiado molesto con Gerard, sobre todo por lo que le había dicho una vez estuvieron solos. No entendía qué era lo que le pasaba para que dé un momento a otro estuviese tan frío y distante, y hablase de esa forma tan cruel.

Él lo conocía más que nadie y sabía que no era el tipo más elocuente del mundo, sabía que había dentro de su pecho había un corazón bueno y noble. La protección del páramo era más que prueba para demostrarlo.

El Protector ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora