XXXIV / PT2

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Años atrás

Los gritos hicieron que abriera los ojos en medio de la noche, papá estaba peleando con mi madre de nuevo. Respiro profundamente mirando al techo furioso, las ganas de abandonar mi casa vuelven a cruzarse por mi cabeza, pero pienso en lo que pasará si me voy.

¿A dónde iría? No tengo ni un solo peso ahorrado y solo tengo 17 años, no me aceptaran en ningún trabajo tampoco.

Un golpe sordo me hace ponerme de pie, ese imbécil de nuevo está furioso porque mamá no quiere darle dinero para irse a beber, que es lo único que sabe hacer desde que lo despidieron.

Salgo de mi habitación encaminándome al dormitorio continuo, abro la puerta observando a mi padre sobre mi madre ahorcándola con las manos.

—¡Dame el maldito dinero!— Gritaba contra su rostro

—¡Ya te di todo!— Decía mi madre con lagrimas corriendo por el rostro

Me encamine furioso sobre él, tomándolo por los hombros y lanzándolo al suelo. Era al menos 10 cm mas alto que el, y estoy seguro que más fuerte dado que no me cuesta hacerlo a un lado, pero aun así  no pelearía con él.

Nunca

—¡Ya te he dicho que si quieres dinero trabajes de una vez por todas!— Es tan irresponsable que lo corrieron por llegar ebrio por lo menos dos veces por semana, y que esa es la razón principal para no buscarse un empleo.

—¡No me hables así que soy tu padre!— Se me viene encima tomándome por la pijama con la que suelo dormir, forcejeamos un poco hasta caer al suelo tirando algunas cosas a nuestro alrededor.

Intenta encestar golpes pero me muevo tratando de evitar la mayoría, sin embargo logra darme un puñetazo en el labio haciéndome probar sangre.

—¡Déjalo!— Grita la mujer rubia tratando de apartarlo de mí

—¡Quitate!— Le responde el hombre sobre mí mientras la empuja apartándola

—Tu pequeña mierda, deja de joder en mis asuntos si no quieres que te saque la mierda del cerebro— Me grita señalándome. Aprendí con el tiempo a no responder a sus golpes porque era en vano, al final mamá me pedía que me disculpara y el malo y maleducado de la historia era yo— ¿Entiendes o tengo que deletrearlo?

—¡Ya dejalo Morgan, el no hace nada!

—¡Ese es el jodido problema también!— Me lanza al suelo causando que me golpee el costado contra uno de los muebles— A ver cuando te pones a trabajar también y traes algo de dinero a esta casa

—¿Para que te lo gastes también con tus amigos?— Bufo— Paso

—Mira hijo de...— Mi madre se atraviesa deteniendo su camino hacia a mí

—Dejalo estar, es solo un niño­— Mi padre me da una mirada furiosa y empuja a mi madre a un lado saliendo del dormitorio hecho una furia. Ella voltea a verme y se agacha tomándome del rostro— Cariño, mira cómo te dejó.

Desvío mi rostro poniéndome de pie. No quiero su lastima por ahora.

—Estoy bien— Salgo de su habitación dirigiéndome a la mía. Me meto al baño buscando un poco de papel para limpiar la sangre que ha brotado de mi labio roto.

Hace unos años que cualquier ápice de cariño murió por mi padre, sin embargo, me detengo de agredirlo por ella, mi madre. Porque parece ser que a pesar de lo mal que la trata aun lo quiere un poco.

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