Capítulo 4

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— Kim TaeHyung, ¿Qué me he perdido? —Preguntó el omega mayor una vez el mencionado entró por la puerta de la casa.

El peliazulado omega volvía de su nueva jornada laboral. Tras el incidente con aquel alfa de piel pálida y cabello oscuro, el omega fue expulsado del evento por el jefe de equipo pues el menor había desaparecido del lugar sin decir nada cuando más trabajo había y aquello no lo podían aceptar. TaeHyung, tras esa decepción, se pensó muy bien qué era lo próximo que iba a hacer. Estaba tan desilusionado que no se atrevía a buscar un puesto de trabajo fijo, pues no le habían dado experiencia. Y sobre el sueldo... tampoco se lo dieron. Así que se fue de aquel lugar echado a patadas, sintiéndose humillado, sin experiencia laboral y sin un solo centímo en los bolsillos. Pero fue gracias a SeokJin que ahora el omega tenía un puesto de trabajo fijo.

— ¿Qué pasa? —Preguntó haciendo una mueca mientras dejaba su bolso de tela en los percheros de la entrada.

— Has conseguido un Sugar Daddy y no me lo has contado.

El omega frunció el ceño.

— ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

Y tras preguntar aquello, como respuesta a su pregunta, SeokJin se movió a un lado, dejando ver en el sillón una bolsa con un ramo de flores y una cajita color rojo.

Y tras preguntar aquello, como respuesta a su pregunta, SeokJin se movió a un lado, dejando ver en el sillón una bolsa con un ramo de flores y una cajita color rojo

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TaeHyung frunció el ceño.

— ¿Qué estás diciendo? Es imposible que eso sea mío, seguro se han equivocado. —Negó rápidamente con la cabeza apartándose de aquel obsequio pues no quería sentirse como un desvergonzado mirando algo que tal vez no era para él.

— De hecho, había una carta con tu nombre. No la abrí, claramente, pero estoy seguro de que no hay otro Kim TaeHyung que viva en esta misma dirección aparte de ti.

SeokJin extendió su brazo, entregándole la mencionada carta al peliazulado.

— Bueno, no quiero parecer un chismoso así que me iré a mi habitación. —Habló de nuevo el omega de ojos rosados. — Pero que sepas que me siento ofendido porque no me has contado sobre esto. —Rió un poco para no hacer el momento muy incómodo y se retiró del salón, dejando que su mejor amigo abriera ese regalo.

TaeHyung no entendía lo que estaba pasando, no entendía por qué aquello estaba a su nombre y a su dirección, por qué aquella carta con letra bonita iba dirigida hacia él y por qué alguien le mandaría aquello. ¿Habría sido alguien de su nuevo trabajo? ¿Algún admirador secreto? ¿Alguna de sus familias de acogida? La respuesta a todo aquello seguramente estaba en aquello carta, la que temía un poco por abrir ya que a pesar de tener curiosidad, también tenía una especie de nerviosismo que le hacía echarse hacia atrás cada vez que tenía la intención de abrir el sobre qur contenía la carta.

— Bien, lo haré. —Se dijo a si mismo, abriendo por fin el sobre y sacando la carta para leerla.

A medida que seguía leyendo aquel pedazo de papel con letras escritas a mano con tinta negra, su rostro adquiría una expresión diferente a la de cuando la sacó del sobre. Cuando terminó de leerla apretó sus dientes, haciendo una de sus manos puños.

Sugar Daddy - YTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora