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Noventa y cinco sobre cien. Esa fue mi calificación en mi exámen de matemática avanzada. Había estudiado tanto para ello que casi al final de la clase no había resuelto un ejercicio, y todo por culpa de Min YoonGi y su estúpido arrebato del día anterior. Sabía que no era un exámen del cual preocuparme y estresarme siquiera, pero el simple hecho de quitarme las cosas como si guardara un secreto enorme me sacó de mis casillas. Resoplé viendo hacia el exterior de la ventana como algunos chicos practicaban soccer en las canchas.

–Chicos, tomen una libreta y alguna pluma, iremos a la biblioteca a tomar apuntes de los pensamientos de Anaximenes.

Todos acatamos las órdenes del profesor Young y nos dirigimos en silencio hacia la biblioteca que quedaba al otro lado del plantel. Debía admitir que la fachada de este lugar era mil veces mejor que el instituto de Busan, el cual parecía una carcel, a comparación de Daegu donde las instalaciones eran modernas y llenas de áreas verdes. Al entrar y esperar por nuestro registro con la bibliotecaria, el profesor se acercó a mí con una pequeña sonrisa.

–Señor Park, ¿podría ayudarme a traer estos libros, por favor? –me entregó un papel con el número de registro, la cantidad de libros que ocuparía y el nombre por igual. Asenti amablemente–. Por favor, jóvenes. Tomen algún lugar del área de trabajo y en debido silencio esperen hasta que traigamos los libros.

Nos marchamos junto con la bibliotecaria quien nos pisaba los talones y traía consigo uno de esos carritos para transportar grandes cantidades de libros. Y suponiendo que éramos muchísimos alumnos sabía ahora porque ocupaba mi ayuda. En cuanto llegamos al área, nos dispusimos a tomar los libros e irlos apilando ordenadamente para que ninguno cayera, y estando un poco absorto en mi trabajo, no me di cuenta cuando la bibliotecaria y el profesor Young se fueron en busca de más libros porque eran insuficientes. Me encargué de poner otros tres libros sino fuera por la ayuda extra que tenía a mi derecha. Me exalté dando un brinco en mi lugar al ver que YoonGi seguía poniendo libros en en el carrito como la cosa más natural del mundo. ¿Qué hacía él aquí?

–¿Cuál fue tu calificación en el exámen de filosofía?

Lo miré estupefacto como si no se acordara del azote que me dio en las narices con su puerta. Fruncí una ceja mirándolo incrédulo. Pensé que después de todo aquello había significado que no me volvería a hablar.

–¿Disculpa? –musité bajamente para no hacer ruido alguno.

Dejó otro libro en el carrito y ahí nuestras miradas se encontraron. Sonrió quedamente y volvió a formular la pregunta.

–¿Cuál fue tu calificación en el exámen de filosofía?

Estuve apunto de tomar otro libro pero ya no había más de los solicitados. Desvíe mi mirada y le contesté a duras penas.

–Noventa y siete –dije y él volvió a sonreír como si nada estuviera ocurriendo.

–¡Excelente! Eso quiere decir que mis apuntes sirvieron.

¿Qué era está estúpida conversación? Sentí como el estómago me quemaba de sólo pensar en lo que tenía que decirle. Sentía que debía de decirle algo respecto a su dibujo, y aprovechando que se me daba bien arruinar las cosas no me quedé callado.

–¿Por qué actúas así? –pregunté molesto.

YoonGi miró alrededor algo incómodo y volvió a mirarme sin tapujos.

–¿Actuar cómo? –quise golpearlo pero sabía que estaba jugando con mi cordura.

–No te hagas el que no sabe nada.

–Pues no sé a qué te refieres. No soy adivino –dijo casi rozando lo colérico y yo dentro de mí intentaba no lanzarle un libro a la cara.

–Lo del día anterior. ¿Por qué me cerraste la puerta de ese modo?

SI FUERAS LIBRE... ||YoonMin|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora