Os presento mi historia de Marvel.
Espero que os guste. Podéis encontrar el resto de historias en mi perfil.
Ninguno de los personajes o de los GIFs son de mi propiedad.
Escuché un ruido fuera de mi casa. Me asomé por la pequeña ventana de la cocina, aunque, al no ver nada, decidí salir para comprobar qué había sido.
Escaneé rápidamente el jardín para buscar amenazas como me habían enseñado pero no vi nada. Sin embargo, esa presencia seguía allí. Las piedras comenzaron a vibrar a mis pies listas para saltar en cuanto yo quisiera.
De repente lo noté. Levanté una roca con mi mente y la lancé a la figura que apareció al otro lado del jardín. Esta partió en dos la roca con una mirada.
- Veo que no has perdido tu toque - me dijo Ikaris.
- ¿Qué haces aquí?
- Quería verte. Te echaba de menos.
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- Si quieres que hablemos vayámonos a otro sitio.
- ¿Por qué?
- Hazme caso.
En ese preciso instante, un niño salió de la casa sonriendo.
- Mira, he hecho un dibujo.
Ikaris se paralizó por la confusión.
- Es precioso Kyle, entra y ahora me lo enseñas.
- ¿Quién es? - quiso saber Ikaris.
- No es importante ahora.
- Papá - dijo el niño desde el porche - ¿Quieres ver mi dibujo?
Un hombre salió de la casa y cargó al pequeño en brazos.
- Perdona, no sabía que teníamos visita - dijo al darse cuenta de que no estaba sola - Cariño, ¿tu amigo se queda? La cena está ya casi lista.
- No - le respondí - Él se va ya.
- Pues vamos a poner la mesa, te esperamos para cenar.
- Perfecto.
- Encantado de conocerte - le dijo el hombre a mi amigo antes de volver a entrar en casa.
Ikaris y yo estuvimos mirándonos en silencio hasta que, tras varios segundos, habló:
- ¿Cariño?
- Ikaris, es complicado.
- No, no es nada complicado. Tienes una familia, una que te hace feliz. Yo quería haber sido ese hombre para tí pero veo que no era posible. Hubiera estado bien saberlo antes.
Se elevó un poco en el aire.
- Déjame explicártelo - le pedí.
- No, entra, la comida se os va a enfriar.
No me dio tiempo a decir nada más ya que Ikaris alzó el vuelo y en menos de diez segundos ya había desaparecido en la distancia.
