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Tomó la carta entre sus dedos y la abrazó, feliz de lo cerca que quedaría su nueva vivienda de la Universidad, comparado con la otra al menos.

No había ido, pues tenía clases primero. Y jamás dejaría a su nuevo maestro de matemáticas plantado en la biblioteca, menos después de que se ofreció tan amablemente a asistirla.

Suspiró y tomaba bocanadas de aire cada vez que podía. Hablar con chicos no era lo suyo, y no podía ver a Willam en el papel de maestro debido a su corta edad y excesiva belleza. Solo pensar en tener que estar escuchandole hablar durante hora y media la hacía sonrojar.

Creyó verlo de lejos y se le acercó por atrás para hablarle. Pero al voltearse aquel joven adquirió, no un rostro amable, sino uno algo serio y hasta gruñón. Además, usaba gafas.

—¿Profesor Moriarty?

—No soy el profesor —le respondió el chico de lentes. Aunque el parecido era impactante— Soy Louise Moriarty, su hermano.

—¡Oh, mis disculpas! Se parece bastante a su hermano.

—¿Por qué lo busca? No está en horario de trabajo.

—Pues, me ofreció ayudarme amablemente con las matemáticas...eso es todo.

Louise la miro de arriba a abajo como con desconfianza. Algo en el le daba escalofríos a Jane.

—Está en la biblioteca.

—Sí, me espera ahí...¿me dejaría pasar por favor?

—Claro —dijo, haciéndose a un lado.

Eso había sido demasiado raro. Pero bueno, en todas las familias hay un hermano sobreprotector o uno fastidioso.

El profesor Moriarty estaba sentado en una de las mesas de la biblioteca, tomando algunos apuntes. Realmente, tenía una memoria tan excepcional que no necesitaba tan cosa como una libreta. Pero escribía por el placer de no olvidarse como se hacía.

—Señorita Hudson. Tome asiento por favor.

—Buenas tardes —dijo, con un nerviosismo evidente. William puso atención especial a sus manos temblorosas y al pañuelo que cargaba en un bolsillo.

—Me di la libertad señorita, de tomar apuntes por usted. Tengo entendido que el profesor Archer está un tanto retrasado en las materias. Tenga, le servirá para todo el año.

—Gracias. Woah, es muy impresionante...y la caligrafía es exquisita...¿lo ha hecho hoy mismo?

—Hace una hora exactamente. —Se acomodó la corbata— Le explicaré algo antes: no debe ver las matemáticas como un enemigo. Si le complican la existencia debe verlas como un aliado accidental al que se unirá por un propósito en común. Eso son, un aliado, no un enemigo.

—Aliado accidental, entendido.

—Lo segundo, están en todas partes y son vitales la mayoría del tiempo. Este edificio se construyó pensando en ellas, la señora que vende esos huevos de campo que tanto disfruta las utiliza para vender y el doctor de su madre las utiliza para calcular las dosis exactas de medicamentos...

—¿Conoce a mi madre?

—No. Pero su pañuelo fue bordado por alguien querido, alguien con la mano temblorosa y que posiblemente este enferma de un padecimiento crónico que requiera medicación. Usted trabaja no solo para pagar las habitaciones donde vive, sino para pagarle el médico y la enfermera a su madre. Algo de lo que no informó al departamento...

—No mentían cuando me dijeron que era muy listo...¿por qué ayudaría a alguien como yo? No tengo dinero y al parecer tampoco soy muy brillante.

—Se equivoca. Tiene mucho potencial. Además alguien que cuida de sus envejecidos padres incluso cuando está tan ocupada merece un empujoncito.

Matemáticas (Moriarty X Oc X Sherlock) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora