Matemáticas (Moriarty X Oc X Sherlock)

7

Fred viajó a Londres a penas William lo ordenó. De todas maneras, tenía que ir por el asunto de estar fingiendo ser empleado de los Butler y el hecho de que los Moriarty tenían que ir a una inauguración. 

Llevaba en una caja mediana un vestido victoriano hermoso, color carmesí y ligero como un pétalo. Su jefe había hecho una elección maravillosa con el vestido y era seguro que le quedaría bien a cualquier persona independiente de su apariencia. 

Cuando fue a la oficina de correos, que estaba casualmente en frente de la estación de tren, vio algo inusual. Era nada más que la nueva empleada de los Butler, Ellicia Grant. La chica que fue a pedir trabajo la noche anterior. Raro no era verla, pues se supone que vivía en la ciudad. Lo raro era que ella estuviera pidiendo correspondencia a nombre de Jane Hudson. Ella preguntaba sobre un pago que alguien le debía, luego mencionó a su madre que vendría de visita desde el campo. El resto de la conversación con el trabajador fue borrosa. 

—¿Ellicia?

Ella se volteó y se puso morada al ver al jovencito con la caja frente a ella. Todo su arid se había desmoronado. 

—¡Fred! Ho…hola. No lo había reconocido, lo siento.

—¿Usted se llama Jane Hudson? ¿Fue todo mentira? 

—Eh,bueno…mi nombre completo es Jane Ellicia Hudson.

—¿Sobre qué más mintió? —el chico frunció el ceño. 

Jane pensó un poco. Fred tenía cara de ser de quienes investigan a fondo, así que habría que mentirle con la verdad. 

—¡Por favor no le diga nada al señor Butler sobre que soy soltera, que no tengo hijos o que mi primer nombre es Jane!  

—¿Por qué ha mentido?

—¡Ay Fred, tú eres de poco dinero como yo! ¿sabes en cuántos lugares me han rechazado? Nadie quiere darme empleo. Tuve que ser poco honesta pero no soy ningún fraude. De verdad sé trabajar muy bien. A veces hay que hacer cosas turbias para ganarse el pan…—mintió nuevamente, mientras fingía estar conmocionada.

No sabía si realmente Fred creía una palabra de lo que decía, pero al menos debía intentar mantener el plan de Sherlock a flote. 

—Ya veo. No diré nada. Por lo menos no tendré que buscar la dirección de su casa. 

—¿Cómo dice? 

—De hecho la buscaba a usted. 

—¿En serio? 

—Sí. Mi amo, el señor Andrews, es amigo de un noble de Durham. Dice que la conoce y que esto es para usted. —Él tampoco venía preparado para dar excusas, pues no se suponía que Jane Hudson conociera a Andrews. Conectarlo con los Moriarty era una idea terrible pero no tenía opción; se supone que Jane y Ellicia eran personas diferentes. Tendría que confiar en el criterio de William. 

Los ojos de Jane brillaron al ver la caja de madera con el escudo de la familia Moriarty tallada en la tapa. No sé consideraba a sí misma materialista, pero un obsequio de alguien tan apreciado era muy valioso. 

—¡Oh gracias! —exclamó entusiasmada— El profesor Moriarty no debió molestarse. 

—Se ve costoso, le recomiendo abrirlo en casa. Podrían asaltarla. 

—Muchas gracias Fred…¿Fred? —Para cuando Jane quiso agradecerle al chico este ya estaba en la calle del frente. 

A Jane le pareció una persona extraña, pero eso tenía todo el sentido del mundo considerando que trabajaba para un asesino como Graham Andrews. Tal vez Fred no sabía nada sobre los negocios de su amo, pero también podía ser que sí. Era preocupante que Moriarty también conociera a ese hombre y pensó que tal vez debería advertirle sobre él. Pero no lo haría por lealtad a la confianza y discreción que le prometió a Sherlock.