Matemáticas (Moriarty X Oc X Sherlock)

10

Louis miró todo desde el carruaje, con una expresión inquieta y un movimiento ansioso en sus manos. Desde que supieron que irían a la calle Baker, William le ordenó que no bajara en ningún caso ya que él resolvería cualquier cosa que pasara en ese lugar. 

—¡Oh hermanita, te ves preciosa! ¡Que buena elección de colores hizo Sherlock! ¡¡¡Es en la única cosa que le daré crédito, porque aún estoy enojada con ustedes!!! —exclamó la señorita Hudson. La exclamación causó que Sherlock tosiera un poco y que William sintiera una punzada en el costado.

Watson estaba esperando también una felicitación para él, aunque jamás llegó. 

La neblina se podría cortar con un cuchillo de lo espesa que era y cubría los rostros de todos los que estaban afuera. Tras el saludo incómodo entre todos, William ofreció su chaqueta a Jane, que traía únicamente su vestido. 

—A ver si entendí ¿Ustedes se conocen? 

—Así es. Nos conocimos en el Noahtic y luego volvimos a vernos junto al señor Watson en un tren… —William respondió. 

—Fue interesante. Además Lord Moriarty salvó mi pellejo —añadió Watson— ¿Verdad Sherlock? ¿Sherlock?

El susodicho no había hecho otra cosa que observar en silencio, hasta que la insistencia de su compañero lo sacó de su trance. 

—Así es. Nuestra nación es demasiado pequeña al parecer. No creo que tres veces sean coincidencia ¿Verdad, Liam?

—No lo son en absoluto. Me alegro de que tengamos la amistad de la señorita Jane en común. 

—Sí, yo también me alegro de que todos seamos amigos —dijo Jane, visiblemente incómoda aunque no sabía la razón. 

Sherlock se rio, luego volteó a ver a su compañero.

—Watson…creo que la madre de las señoritas se desmayará en cualquier momento. Llévalas dentro y que la señora tome sus medicinas.

Watson asintió, mientras las mujeres se despedían. 

—Nos vemos el lunes, Jane. Fue una magnífica velada —dijo William, causando que el ceño de Sherlock se tensara un poco. 

Luego el rubio dejó la mirada fija en Jane mientras esta se alejaba por la puerta. Él ni siquiera se molestó en ver al detective que estaba a un costado mirándole de reojo. No quería mirar a ese hombre. Pasó de ser una piedra en el zapato a un problema difícil de eliminar, no solo en su trabajo como Amo del Crimen, sino ahora también en su vida personal. 

Saber que Jane lo estimaba tanto lo hizo sentir el malestar del costado esta vez en el pecho. 

—Admito que ha sido una sorpresa. —Fue Holmes el que inició el fuego que ni Moriarty quería iniciar. 

—Para mi no lo fue tanto. Lestrade dijo que ustedes son buenos amigos. 

—Eso creo…—dijo, más bruscamente de lo que hubiera querido. William notó la hostilidad en sus palabras, y eso, había sido un paso en falso. 

—¿Tiene algo que decir, detective? —Moriarty se giró hasta quedar de frente a Holmes— De otro modo, no habría enviado a todos adentro, incluyendo a su compañero. 

—Huh, hoy estás más a la defensiva que de costumbre. No tengo nada que decirte —Intentó conservar la compostura y el papel de detective arrogante. 

William sonrió con incredulidad. Sabía que su rival estaba mintiendo. Pero lo alivió escuchar eso; realmente no quería hablar con este sujeto ahora mismo. Se sentía sin energía suficiente para hacerlo.