9

655 89 114
                                    

—¡Ay, Lestrade, que dice! Holmes nunca diría eso sin tener una razón oculta…usted ya lo conoce —afirmó Jane, mientras tomaba un sorbo de su bebida. 

—Parece que tú también lo conoces bien, Jane —dijo William sonriendo, aunque ya no de forma amigable. 

A ella no le pareció apropiado negar que consideraba a Holmes como su amigo. Pero tampoco quería darle la idea equivocada a William. Por fortuna no tuvo que responder nada, porque hubo gritos poco más allá, en la calle. 

Salieron todos los curiosos a ver qué había pasado, esperando lo peor por el sonido estruendoso que precedió a los gritos. Había un carruaje que se volcó, pero no había acontecido ninguna tragedia al menos. El conductor se bajó a ayudar a los pasajeros desafortunados, una familia de personas ricas, todos bien vestidos y cubiertos de mucha fortuna. 

Jane vio entre la multitud que estaba afuera a dos caras conocidas, una de ellas una vieja conocida y la otra, su propia madre. Estaban en medio de la calle, con un niño pequeño en brazos. 

—¡¿Es qué además de estúpidas son ciegas?! —gritó el hombre mayor de la familia — ¡Mal nacidas andrajosas!

—¡Usted casi arrolla a este niño con su carruaje! —respondió la madre de Jane. 

—¡Una escoria menos de la cual preocuparse! —replicó el hombre— ¡¿cómo se atreven a atravesarse frente a mi carruaje?!

Jane apretó el brazo de William con nerviosismo y luego lo soltó, corriendo hacia su madre. 

—¡Oiga, respete a mi madre! Usted no iba por la calle correcta, no ha sido culpa del niño. Por este sitio no deben transitar carruajes. —Ella se interpuso entre su mamá y el noble. 

—¿Jane? 

—¡Tú, pedazo de escoria! ¿Cómo te atreves a hablarle así a un vizconde? 

—Deberías tener cuidado con tu boca, jovencita. Los accidentes como estos son muy frecuentes. Odiaría que les pasara algo parecido a alguna de ustedes un día de estos… y que no tuvieran tanta suerte —dijo el vizconde, sacudiendo su ropa. 

—¡Deberían cortarle la lengua a los perros callejeros para que no ladren! —exclamó el conductor del carruaje.

El rostro de William se transformó de clamado y dulce a un océano turbulento y aterrador. Apretó los puños con fuerza. Ese tono agresivo que ellos usaban sonaba como que estaban amenazándola de muerte y no podría permitirlo. 

William estaba dispuesto a intervenir y decirle algo a aquel noble, pero fue jalado del traje por su hermano Louis  antes de que pudiera acercarse. William volteó, un poco desconcertado al principio, pero se dio cuenta de lo que su hermano intentaba decirle con eso. Como Amo del Crimen no podía darse el lujo de que alguien lo reconociera por sus actitudes poco convencionales hacia las injusticias sociales. Por ahora debía fingir ser uno de ellos y no echarse a los nobles encima antes de tiempo.

Pero aunque Jane fuera una mujer fuerte que podía defenderse sola, no lo era lo suficiente para enfrentar a alguien con tanto poder e influencia como para acabar con su vida con una frase. Si ese vizconde la quería muerta a ella y a su madre, podría hacerlo con toda libertad. Nadie diría nada, tal vez necesitaría un respaldo. 

—¿Quieres que deje que amenacen a mi acompañante? ¿Que permitan que la traten de "escoria" y "perro callejero"? ¿Qué clase de caballero sería yo si permitiera tal cosa, Louis? 

Louis suspiró, viendo como William hacía caso omiso a su advertencia. Esta mujer estaba resultando realmente perjudicial para su hermano. Primero por la conexión con Sherlock y ahora por esto. 

Matemáticas (Moriarty X Oc X Sherlock) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora