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El tren aún no partía de la estación. Sherlock se había adelantado con el propósito de encontrar un vagón apropiado. En el proceso había dejado a Watson y a la señorita Hudson y a su padre bastante atrás. 

—¿Por casualidad no sabe en qué vagón iba una persona llamada Jane Hudson? En sus veintes, ropa modesta, como de esta estatura… —preguntó al hombre encargado de los boletos. 

—Si no recuerdo mal, en el quinto…

Tragó saliva y pensó un poco en lo que diría a continuación. 

—Por casualidad, ¿quedan boletos en ese vagón? 

—¡Oh! Ya veo, quiere irse con su esposa —comentó el hombre, alegremente. 

—¡¿Eh?! ¡Ella no es mi esposa! —exclamó, ligeramente sonrojado, aunque más por frustración que por vergüenza— Solo revisa tu registro… 

—Los últimos dos fueron comprados de antemano por unos señores finos de apellido Moriarty…

—¡Bah, ¿es en serio?! —refunfuñó— Entonces dame uno cercano al quinto. 

Compró dos boletos para Londres en el séptimo vagón, siendo el único más cercano, donde esperaba ir en compañía de Watson y los otros dos. 

—Siento que no pudiera irse con su…lo que quiera que sea… 

—Pff, Liam metiendo sus narices en todo…—se dijo a sí mismo. 

—¿Mi hermano qué, señor Holmes? —esa voz se sentía tan cerca que juró escucharla en su nuca. 

Holmes volteó bruscamente, y vio que allí se encontraban los dos hermanos Moriarty. William estaba algo perplejo, mientras que Louis estaba a nada de sacar un arma y matarlo allí mismo por hablar mal de su hermano.

—Louis, por favor, no te preocupes. De seguro tiene muy buenas razones para hablar así de mí. —Sonrió como de costumbre. — Lamento comprar el vagón que usted deseaba, pero lo hicimos antes de viajar. No hay nada que hacer…mil disculpas. 

Para Sherlock esas palabras rayaban casi en la burla. Pero no podía hacer nada al respecto. 

—Solo es un boleto, Liam…no pasa nada…—fingió no estar frustrado— Con tal de volver a casa todo bien por mi. 

—De ser el caso, nos retiramos. Espero podamos despedirnos en Londres —respondió William, mientras pasaba por lado del detective. Su hermano hizo lo mismo, pero no sin antes lanzar una mirada amenazante al detective. 

Sherlock suspiró, pensando en que le gustaría tener un hermano que lo defendiera así, e incluso, llegando a extrañar a Mycroft en ese momento. Él hubiese hecho algo al menos. 

—Hey Liam, al tren le falta mucho para partir. Podríamos comer todos juntos en el comedor. Al menos hasta que lleguen mis amigos. 

—Es buena idea —respondió William— Pero creo que sería descortés dejar a la señorita Jane sola…

—Ella almuerza justo a estas horas ¿lo sabías, no? Debe estar en el comedor ahora mismo —afirmó Sherlock, mientras ponía una postura de seguridad como solía hacerlo. 

—Por supuesto. A veces come conmigo y algunos alumnos en el campus de la universidad, después de las clases particulares. Así que tienes razón, ella está de seguro en el comedor. 

Louis estaba muy confundido por esa guerra de datos raros sobre la rutina alimenticia de una mujer. Ser genio al parecer te hacía susceptible a tener temas de conversación extraños. ¿Había algo de lo que se había perdido? 

Matemáticas (Moriarty X Oc X Sherlock) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora