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『I'm just returning the please. . .』
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El chico se encontraba aferrada a ti, con fuerza, no teniendo ni la más mínima intensión de soltarte a pesar de ya haber estado así de 10 a 15 minutos.
Soltaste un hondo suspiro, acomodandote, y levantando la cabeza para observarlo a todos.
Silencio.
Eso era lo único que invadía el salón principal de tu casa, a pesar de estar haber una considerable cantidad de personas ahí.
¿En verdad habían oído bien? ¿Aquellas palabras realmente habían salido de tu boca?
—Está bien, ¿Si? —murmuraste, acariciando el cabello del chico aferrado a ti cual koala— Ya sueltame, no me iré.
—No, yo. . . No quiero. . —susurró de vuelta, aferrándose aún más a ti. Era casi un milagro que pudieras sostenerte en pie por su peso— No quiero. . . _______. . . ¿Vas a morir? ¿Me estás jodiendo?
—No con algo así. . —comentaste— En verdad siento no haber dicho nada antes, pero justo esto era lo que quería evitar. . . —soltaste un suspiro, volviendo a alzar la cabeza— Se preocupan, ¿Verdad. . .?
—Por supuesto que lo hacemos, tonta. —la voz de Draken llegó a tus oídos, y a pesar de su tono de voz grave, se pudo escuchar ligero dolor.
Soltaste otro suspiro, bajando la cabeza. El rostro de Izana hundido en la camisa que traías puesta fue lo que observaste en ese momento, el albino se negaba rotundamente a soltarte, simplemente no quería hacerlo.
Hace no más de un mes que finalmente te recuperó. . . ¿Y ahora volvería a perderte? ¿Y esta vez. . . Definitivamente?
Eso tenía que ser una maldita broma de mal gusto. . .
—Ya déjala, Izana. —la voz de Mikey resonó en el lugar, él acercándose a ti. Una vez cerca, tomó al nombrado del cuello de la camisa en un intento de separarlo de ti.
En vano.
Mientras ellos dos peleaban por quien podía abrazarte, y que el contrario te estaba acaparando, tu mirada recorrió nuevamente el salón. Preocupación. Fue lo que leíste en los ojos de todos. . .
