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『Get Up, Like It Or Not, You Must Get On With Your Life. . .』
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Abriste lentamente tus ojos y estos ardieron en el momento en que los abriste, te dolían, probablemente por llorar hasta que estuviste completamente dormida. Dejaste salir un quejido y giraste la cabeza, e inevitablemente observaste a un dormido Mikey.
El joven estaba dormido junto a ti, más específicamente, abrazado a ti. Sus piernas estaban enrolladas con las tuyas, sus brazos abrazaban tus cinturas y su mejilla estaba apoyada en tu pecho.
¿Y yo soy el koala adorable?, pensaste aún observándolo.
Las facciones de su rostro extremadamente tranquilas y el como su cabello desordenado caía en su rostro, cubriendo gran parte de este. Te quedaste ahí, tan solo pensando en lo que había sucedido ayer.
Nunca te habías mostrado tan indefensa con alguna persona a excepción de Izana, y por alguna razón, no querías que Mikey viera esa parte de ti. Pero, ayer simplemente no pudiste retener tus lágrimas o forzar una sonrisa. Estabas cansada, estabas tan exhausta de hacer eso que tu cuerpo simplemente actuó mediante tus pensamientos.
«Llora. Si no lloras ahora, te romperas después»
Tus pensamientos, sentimientos y emociones negativas poco a poco comenzaron a abrumarte, y eran tan fuertes que sentiste que si no te desahogabas en ese momento, ibas a ahogarte. Como una bomba, a poco de estallar, era justo como te lo dijo él una vez.
Quizá debiste abrirte más y mostrar ese lado a alguien, pero era tan difícil mostrar ese lado, tu lado triste, melancólico y caótico a los demás. Pero, sabías que aunque lo intentaras ya era muy tarde para abrirte, para mostrar ese lado de ti, sabías que tarde o temprano explotarías y sólo esperabas estar alejada de todos y todo al hacerlo.
Cuando tu cabeza finalmente dejó de pensar, notaste algo importante: Estabas atrapada entre los brazos de Mikey. Te removiste en tu lugar, intentando librarte de su agarre pero ocurrió todo lo contrario, Mikey afirmó su agarre y te acercó aún más a él.
—Aún no. . . Sólo cinco minutos más. . . —murmuró, frunciendo ligeramente su ceño.
Acariaste su mejilla con tu mano, viendo como su ceño se relajaba lentamente.
