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『Life. . . It's not fair. But still, you have to accept it and live with it. . .』
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—¿Es una broma? —te preguntó mirándote fijo. Bajaste la cabeza y te aferraste a tu camisa con fuerza— ¿A que. . . Te refieres con eso?
—Nos mudaremos de Yokohama la próxima semana. . . —murmuraste, luego levantaste la cabeza dejando ver como estabas al borde de las lágrimas— Lo siento mucho, Izana. . .
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Abriste lenta y pausadamente tus ojos debido a que te pesaban un poco, cuando los mismos comenzaron a enfocarse, lo primero que observaste fue un techo color blanco. Tu cuerpo y cabeza dolían, esta última con más fuerza, y te sentías muy fatigada.
Cuando el olor a medicina llegó a tus fosas nasales, supiste enseguida en que lugar estabas y bajaste la mirada con algo de tristeza.
«¿Qué sucedió?», te preguntaste, llevando una de tus manos a tu cabeza sintiendo como una venda sujetaba aquella zona.
Miraste a tu costado y observaste una bolsa de suero que era atada a tu brazo por una pequeña aguja. Te quedaste mirando aquella bolsa de suero, observando como gota por gota caía de este hasta unirse con las demás que ya formaban un pequeño charquito semi-transparente.
Vaya, había pasado tiempo desde que estuviste postrada en una camilla. . .
De repente sentiste como un agarre se afirmó a tu mano con leve fuerza, así que giraste la cabeza hacia el otro costado y observaste a Mikey. Su cabeza estaba recostada en la camilla y una de sus manos sostenía la tuya, sus dedos simulaban estar entrelazados, pero no lo estaban completamente por la poca fuerza que ambos ejercían en aquel agarre.
