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『I Told You I Wouldn't Let You Fall. . .』
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Habían pasado varios meses desde Halloween y todo en tu vida había continuado con total normalidad y con eso me refiero a salidas con Mikey, reuniones de amigos con la ToMan, salidas con las chicas, tardes o noches con tu madre y hermana, entre otras cosas no fuera de tu zona de confort.
Sin contar que, volviste a estar internada en el hospital por varios días debido a otros exámenes que debías hacerte, sin embargo preferiste mantener eso en secreto. No era necesario que los demás se preocuparan por ti. . .
Entraste a la habitación con una bandeja en manos y al estar dentro tu mirada se encontró con aquellas tres chicas que se hablaban animadamente entre sí.
Emma estaba sentada en tu cama, con las piernas cruzadas y tenía una pequeña almohada abrazada; Hinata estaba tendida en tu cama por completo y miraba al techo pero aún así se mantenía atenta a la conversación; y Yuzuha se encontraba tumbada en uno de los Puff que había en la habitación a la vez que abrazaba el pequeño peluche de panda.
—Ya volví, y traje té y algunos pedazos del pastel de fresa que hice hace algunas horas. —caminaste hasta ellas y dejaste la bandeja en la pequeña mesita de la habitación.
Así es, cuando las chicas iban a tu casa tu habitación cambiaba por completo y se ajustaba a sus gustos para que las cuatro estuvieran cómodas. Por suerte tu habitación era realmente amplia por lo que no quedaban apretadas en lo absoluto.
Ellas tres se acercaron a la mesita y tomaron una taza de té, afortunadamente sabías los gustos de cada una así que te encargaste de que el té fuera de su total agrado. Siempre te asegurabas de saber los gustos y disgustos de las personas antes de ofrecerles algo, así sería más cómodo para ellos comer.
Te sentaste en otro Puff que estaba a un costado de Yuzuha y tomaste la taza de té que habías traído para ti.
—¿Y de qué hablaban? —preguntaste para después darle un sorbo al té.
—Estabamos pensando en nuestro futuro. —te respondió Yuzuha a tu costado.
Separaste la taza de té de tus labios, dejando la taza apoyada en tus piernas. Te mantuviste en silencio, tan solo mirando el líquido de aquel vaso.
