Secuela de la historia "Red Room"
Para leer está historia hay que leer antes la primera, para que podamos entender mejor.
"Cuidado al leer ya que está historia contiene spoilers sobre otras historias mías"
"Portada echa por _stellacadenti"
Esta hist...
-No, no hay que levantarnos, vámonos de aquí... Hay que ir a Nicaragua, Francia, Bolivia... ¡Al Vaticano si quieres!-. Me gritó Yelena removiendose debajo de las cobijas como si fuera una lombriz.
-¿Al Vaticano? ¿Y para que vamos a ir ahí? Soy una creyente de Dios selectiva y tú eres... Atea creó-. Murmuré subiendome a su espalda ya que estaba boca abajo.
-No lo sé... ¿Tal vez podamos robarles dinero? Tengo entendido que son muy ricos y siempre dicen... "Debemos ayudar al prójimo, es lo que Dios indica en la biblia" Y si fuera así... No tendrían tanto dinero, en fin, hipócritas... Debemos ir, les damos un sustito y nos llevamos su dinero-. Murmuró mi esposa y yo reí masajeando su espalda desnuda.
-No haré tal cosa... Al menos no sin un plan específico-. Le dije con diversión para luego soltar un pequeño gritó cuando ella giró y de una manera rápida me dejó debajo de su cuerpo.
-No me quería levantar pero tengo hambre y quiero hacer del baño y eso... Es tu culpa-. Me dijo señalándome con su dedo indice derecho y yo sonreí de lado.
-Nop, no es mía-. Le dije y ella sonrió de lado para luego juntar sus labios con los míos en un beso tranquilo para luego separarse y correr al baño completamente desnuda.
Reí divertida recordando la noche anterior, hicimos el amor por que ambas argumentamos que "después no habría tiempo" refiriéndonos a la lucha que se avecinaba y mi esposa estuvo muy de acuerdo con ello, fue divertido por qué ya después nos dimos un baño que terminó en sexo de nuevo pero cuando logramos quitarnos las manos de encima, si nos dimos un baño, nos secamos el cuerpo pero estábamos tan agotadas que dormirnos desnudas en la cama a pesar de que era molesto por qué se te pegan las sábanas. Me levanté para irme a colocarme ropa interior, luego me senté en la orilla de la cama para ponerme un pantalón.
-Mmm... Ya no me dan ganas de dejarte salir de esta habitación te ves bastante... Apetecible y yo tengo mucha hambre-. Escuché la voz de mi esposa y gire hacía la puerta del baño donde están parada, yo sonreí de lado bajando mi vista a mi cuerpo y luego volver a verla divertida.
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-Si hacemos eso, no saldremos y tenemos que tener nuestras energías al cien y contigo haciendo eso... No podré aguantar en la batalla-. Le dije dándole un guiño para comenzar a colocarme la blusa, la escuché suspirar detrás de mi.
-Me arruinas los planes que tengo, eres una mala esposa-. Medió gruñó y yo solo reí escuchando como buscaba su propia ropa.
-No era tan mala esposa anoche, ¿O si?-. Le pregunté con burla colocandome las botas pero solo recibí un golpe de un almohadazo en la parte trasera de mi cabeza haciéndome reír.
-Amenecimos bravitas ¿Eh?-. Le pregunté girando a verla, solo para hacerme un lado cuando arrojo otra almohada.
-Amenecimos muy chistosas ¿Eh? Suka-. Gruñó "muy" enojada por qué su sonrisa me decía lo contrario.
