One Last Song

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Canción: One Last Song
Intérprete: A1
Álbum: Make It Good (2002)




Shun estaba completamente en trance, sabía que el recorrido por las 12 Casas no sería sencillo, pero no esperaba esto. Desde la batalla en el Templo de Virgo, todo se estaba llendo en picada. Primero su hermano, ahora Hyoga.

Había tantas cosas que quería decirle, tantas cosas que quería hacer con él. Si durante su entrenamiento no había comprendido la fugacidad de la vida, y que por lo tanto no había momentos perfectos para hacer o decir las cosas, ahora le quedaba completamente claro. De la manera más abrupta posible se había percatado de lo mucho que quería a Hyoga.

Siempre había sido así, pero un niño de seis años no comprende que el sentimiento que oprime su pecho y acelera su corazón cada vez que está junto al gaijin es amor.

No lograba escuchar nada, más que los latidos de su aterrado corazón, las voces de Seiya y Shiryu eran difusas y distantes. Estaba tan enfocado en su propia desesperación que no lograba entender el lío que sus amigos estaban armando.

—Hay esperanza...

Aquella palabra lo devolvió a la realidad como un meteorito. Inmediatamente se volvió hacia Shiryu, quien admiraba las armas de la Armadura de Libra.

¿Cuándo había llegado la Armadura allí?

No importaba en absoluto, Shiryu tenía una idea, y a esas alturas, cualquier plan era bueno.

—Si te equivocas podrías matarlo —advirtió Seiya. Shun lo miró desesperado, quería callarlo a golpes por sugerir tal cosa, pero tenía razón.

—Es la única opción —remató Shiryu, sujetando la Espada de Libra con decisión.

Los ojos de Andrómeda iban de un lado al otro viendo la interacción entre sus amigos, no es que no quisiera participar, él más que nadie deseaba sacar a Hyoga de aquella ataúd de hielo, pero era incapaz de hacer cualquier movimiento.

—¡Hyoga! ¡VUELVE A LA VIDA!

El Caballero de Dragón elevó su Cosmo y sus brazos, asestando un golpe al gran monolito de hielo en el que yacía su amigo.

El corazón de Shun pasó de latir exasperadamente a detenrse por completo. El hielo comenzaba a cuartearse, pero era incapaz de determinar si Hyoga permanecía en una pieza.

Finalmente, el hielo terminó de romperse y se derrumbó. Hyoga cayó con él, sin un rasguño y totalmente congelado.

Los tres corrieron en dirección al rubio; Seiya no tenía idea de dónde Shun había sacado la fuerza para moverse y llegar a Hyoga antes que ellos.

Lo observó atentamente, acercando su oreja a su pecho.

—Aún está vivo... —murmuró, sin importarle si Seiya o Shiryu lo habían escuchado.

—No podemos detenernos. —Al parecer, Seiya sí lo había escuchado—. Si está vivo, nos puede alcanzar después.

—Seiya tiene razón, no podemos perder tiempo.

¿Acaso Hyoga era una pérdida de tiempo?

No podía dejarlo a su suerte; aún vivía, pero apenas. Estaba en la línea de la vida y la muerte, sin el empujón correcto, podría caer del lado equivocado. Si lo abandonaba y él moría, jamás se lo perdonaría.

Eran amigos. Hermanos de armas. ¿Por qué Seiya y Shiryu estaban tan determinados a dejarlo atrás?

No era por maldad, pero sus prioridades eran otras.

Hyoga x Shun Songfic CompilationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora