Pensando en ti

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Canción: Veinte penas (Bonustrack)
Intérprete: La Oreja de Van Gogh
Álbum: A las Cinco en el Astoria (2008)




Los años pasan y se esconden cuando me miras con amor.
Cómo es posible amarte tanto, y no sufrir del corazón.


El sol se asomó por su ventana, por entre las finas cortinas de seda, anunciando el comienzo de un nuevo día.

Perezosamente comenzó a abrir los ojos, se sentía de lo mejor, como un hombre completamente nuevo y renovado. Aquella sensación placentera aumentó cuando se percató del robusto brazo que le rodeaba. Lentamente se rodó en la cama, para ver de frente a la persona que yacía acostada junto a él.

El chico del otro lado seguía profundamente dormido, su respiración pacífica y constante elevaba su pecho de una manera hipnotizante y tranquilizadora.

Shun sonrió levemente ante el recuerdo de la noche anterior.

No solía ir a bares con frecuencia, y mucho menos pasar la noche en un hotel con un desconocido. Pero esto era distinto. Aquella tarde se sentía bastante deprimido y solitario. De repente todo lo que no andaba bien en su vida se hizo presente en su cabeza: la ansiedad de no encontrar empleo; la reciente noticia de que la empresa donde trabajaba su hermano enviaría a este a un lugar remoto en Etiopía; el hecho de que su ex-novio, Kanon, estaba a punto de casarse con su amigo de la universidad, Sorrento; y además, el constante recordatorio de que él, en efecto, estaba solo y no tenía a nadie que lo amara con tanta pasión como anhelaba.

Todo eso lo motivó a tomar su chaqueta e ir por un trago o dos, para, como Seiya decía tan elocuentemente, ahogar sus penas en alcohol.

Debe quedar claro que la única intención del peliverde era emborracharse hasta que no recordara su nombre. De ninguna manera estaba en su planes encontrarse con aquel sujeto rubio con ojos del tono de azul más hermoso que hubiera visto en su vida; y de paso, pasar la noche más maravillosa de toda su existencia.

Pero ahí estaba, a la mitad de su segunda cerveza cuando el sujeto en cuestión se acercó a la barra. La manera en que se sentó a su lado, tan grácil y sensual, sólo hicieron que Shun se embobara con su presencia al instante, sentimiento que incrementó cuando el tipo ordenó un whisky en las rocas. Aquella voz fue suficiente para hacer a Shun estremecerse. Pensó que tal vez el alcohol había hecho efecto más rápido de lo que creyó, lo que sentía y recorría su ser era similar a la embriaguez; pero no era la cerveza la responsable de todo aquello, la ebriedad era provocada nada más y nada menos que por el apuesto rubio que estaba sentado a su lado.

El rubor en sus mejillas debió de ser más que evidente, pues inmediatamente llamó la atención del sujeto.

-Hace calor aquí ¿no lo crees?

Shun enrojeció aún más cuando notó que el rubio se dirigía a él y comenzó a balbucear patéticamente. Eso ocasionó que el chico riera, con el sonido más armonioso que el peliverde pudiera haberse imaginado.

-¿Cómo te llamas?- preguntó el bello rubio.

-Sh-Shun...- contestó casi inmediatamente, tan rápido que él mismo se sorprendió.

-Soy Hyoga.

Hyoga... era un nombre que en su vida había escuchado, pero sin duda era hermoso.

-Jamás te había visto por aquí.

-¿Acaso vienes todos los días?- dijo Shun a modo de broma, Hyoga rió.

-Trabajo aquí.

-Oh... ¿te dejan beber en el trabajo?- inquirió el peliverde, señalando el vaso de whisky.

Hyoga x Shun Songfic CompilationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora