Hanma Shūji

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— Que me lleves así me da mala espina ¿Sabes? — le dijo seria, dejándose llevar por el chico mientras tenía los ojos vendados.

— Te gustará, no te preocupes... — se quedó callado un buen rato y pasados unos minutos se detuvo de repente — ¡Ya llegamos! —.

— ¿Me puedo quitar la venda? — tomó con sus manos el pañuelo de color negro que cubría sus ojos, pero el más alto impidió su acción con un suave golpecito.

— No hasta que yo lo decida — respondió agachándose frente a ella — déjame quitarte los zapatos — le tomó delicadamente uno de sus pies para levantarlo, provocando que ella tuviera que apoyarse en sus hombros por haber perdido el equilibrio unos segundos.

— ¿Seguro que no harás nada raro conmigo?... Estoy comenzando a pensar que te di demasiada confianza cuando acepté dejarte vendar mis ojos y subirme a tu moto... ¡¿Y si eres un pervertido secuestrador que quiere aprovecharse de mí?! — dijo con falso miedo, dejando quitar sus zapatos.

— Jajaja~ ¿En serio piensas que sería capaz de hacerte daño? — rió levemente, para luego quitar sus propios zapatos y tomar en brazos a la fémina.

— Te conocí hace meses, pero confío en tí — sonrió dulcemente, pasando sus brazos por el cuello del chico para sujetarse.

— Eso me alegra porque estamos a punto de cometer suicidio doble — le dijo tranquilo, recibiendo un golpe en el pecho seguido de eso — estoy bromeando ¿Sabes? —.

Pasados unos pocos segundos caminando, la bajó de sus brazos con cuidado.

— ¡Esta tibio! — exclamó de golpe al sentir el suelo con sus pies descalzos — espera... ¿Ésto es arena? — movió un poco sus dedos, sintiendo como el suave material se metía entre estos.

— Si, si es arena... Ahora respira profundo y escucha tu alrededor — susurró con calma.

Ella obedeció, respirando el aire que la rodeaba y escuchando atentamente.

— Huele a... Mar... ¿Son olas lo que escucho? — la relajación se notaba en su voz — ¿Me trajiste a la playa? — preguntó sonriendo enternecida.

— Si... — respondió quitándole el pañuelo de los ojos, riendo por como ella se los cubrió diciendo que la luz fue muy repentina.

=•=•=

— Woah — la admiración se hizo presente en sus ojos al ver el paisaje frente a ella.

El atardecer de variador colores cálidos se comenzaba a notar en el horizonte, las olas reproduciendo su calmante melodía al chocar contra las piedras y la orilla, la blanca arena escurridiza que se metía entre sus dedos, la brisa haciendo bailar sus cabellos con brusquedad al igual que su vestido. Todo era sumamente perfecto.

— Quiero llorar —.

— Bonito ¿No? — preguntó el chico a su lado, quién admiraba la belleza del cielo naranja reflejado en los ojos cansados de la chica.

— Es... Hermoso — estiró su mano el frente — te diré algo raro... de pequeña quería tocar el sol... Le decía a mis hermanos que el día que lograra llegar al sol, les traería un pedazo de el jajaja~ —.

— ¿Sigues intentado llegar? — le preguntó riendo un poco.

— ¿Por qué?... ¿Tú también quieres un pedacito de sol? — respondió viendo el atardecer.

— Si —.

— Te prometo traerte un pedacito a ti también —.

— Lo estaré esperando con ansías —.

En ese instante en que sus orbes conectaron miradas, ninguno de los dos quería girar hacia otro lado, se sentía muy cálido y no solo por el sol de la tarde dándoles fijamente.

Un brillo indescifrable recorrió las pupilas dilatadas de ambos, la distancia que había entre ellos se estaba acortando a una baja velocidad, y cuando por fin fue inexistente el espacio separándolos, se dio paso un tierno abrazo.

— Me esperaba algo más, a decir verdad — murmuró el de ojos violetas, manteniendo acorralada la cintura femenina entre sus brazos.

— Idiota —.

— No, no, no me malinterpretes... Si esperaba un beso pero esto... Esto se siente muy bien — la apretó un poco más, sintiendo el calor corporal que emanaba y olfateando un poco su cabello — pasaría toda mi vida así de ser necesario~ —.

— ¿Te digo algo? —.

— ¿Mh? —.

— En los cuatro años que tengo saliendo con mi novio, nunca hemos tenido un momento lindo cómo los que he tenido contigo estás últimas semanas... Se siente extraño experimentar estas cosas con la persona que menos imaginé... Aún así, siento que si él estuviera aquí en vez de ti... Esto sería una escena completamente distinta — se sinceró, disfrutando del abrazo — ¿Así se ve una relación sana, Shūji? — preguntó curiosa.

— Jeje~ eres peculiar — soltó una risa nasal — y no, así no se ve una relación sana... Así se comienza una — le respondió dulcemente — eres muy linda, ¿Sabías? Jaja~, claro que lo sabías, siempre te lo repito~... Llamaste mi atención desde que te ví por primera vez, me gustas y nunca te lo he ocultado... Sé que no soy el mejor candidato para ti, pero trato de ser mejor persona cuando estoy contigo, sería incapaz de dañarte y me esfuerzo por demostrártelo — besó su cabeza suavemente para luego unir frente con frente — y si me lo permites, seré el dragón que rapte a la princesa de su castillo, donde vive con ese príncipe malo —.

— ¿No se supone que tú eres el príncipe y él el dragón? — preguntó entre risas.

— No... Me gusta ser el dragón, no creo que vaya conmigo eso de ser un príncipe ¿No? — acarició un poco la espalda baja de la fémina y se separó de ella para decirle — mi plan es comer con el atardecer en frente así que vamos antes de que el sol se termine de ocultar — ella asintió y ambos se sentaron en una manta que el chico había llevado.

=•=•=

Abrió la puerta de su apartamento con una sonrisa de oreja a oreja, su tarde fue la mejor de todas y nadie podía arruinar eso, ni siquiera la mirada molesta de su novio por haber llegado tarde.

— Hola, príncipe — lo saludó, solo ella sabiendo el sentido de esas palabras.

La observó cómo se metió al baño tarareando una canción, bastante feliz.

— ¿Príncipe? —.







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Sip, también contendrá fragmentos de mis otras historias, un poquito editados, quizá.

Bye bye~

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