Madarame Shion

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Lo miraba desde arriba, sonriendo con superioridad.

— Asumiste que soy débil sólo porque no me cuelga entre las piernas lo mismo que a tí... Que sea mujer no me impide darte una paliza, debes aprender a mantener el pico cerrado — escupió con cierto desprecio.

Se le quitó de encima y lo dejó ahí tirado en el suelo, todo golpeado con el rostro ensangrentado.

El líder despiadado y sanguinario conocido como Madarame Shion, había caído fácilmente por manos de una niña que ni siquiera contaba con una pandilla.

Luego de eso la situación se siguió repitiendo, la encontraba a donde sea que fuera, eso sí, siempre en el bando enemigo.

A medida que los años pasaban también fue testigo de cómo los cambios en el cuerpo femenino se hicieron más notorios. En cuanto cumplió dieciocho, tuvo el placer de enfrentarse a la ya crecida (N) miembro de la Toman, mientras el pertenecía a Tanjiku.

— Por favor, Peyan-kun... Permítame tomar su lugar — le sonrió al menor que no pasó nada para que se sonrojara en respuesta y le cediera el puesto.

Frente con frente, ella era un poco más bajita así que tenía que inclinarse para estar a su altura.

— Te destrozaré tanto la cara que eso de "niña bonita" no te quedará en lo absoluto — escupió con arrogancia, manteniendo en todo momento la miraba a esos ojos que buscaban matarlo.

Boo~ boo~ señor «yonosécerrarelpico» parece que le sigue haciendo honor a su apodo — sonrió dulcemente, achinando los ojos — vamos, perrito sigue ladrando woof woof  —.

— Aquí la que va a ladrar dentro de poco serás tú —.

— Shhh, hay niños presentes ¿No te da vergüenza hacerme esas propuestas tan indecentes en público? — sonrió aún más al ver cómo la mandíbula del chico se apretaba, marcandose de una manera tan sexy.

Le divertía molestarlo y demostrarle que por más intentos que diera, nunca podría estar encima de ella... Al menos no en una batalla.

Si, le gustaba, pero él no lo notaba en lo absoluto, la rabia hacia ella lo cegaba en su totalidad.

— Ya me cansé... Duerme bonito~ —.

Un beso sobre su barbilla lo desconcentró y lo siguiente que supo es que todo se volvió negro. Con tan solo un golpe exacto debajo de la mandíbula ya lo había mandado a soñar con los angelitos.

Es así como dió inicio a la lucha entre las dos pandilla, Madarame mimido y (N) destrozando huesos.

=•=•=

Tiempo más tarde, ambos con veinte años encima, enfrentándose en la guerra de las tres deidades.

(N) siguiendo siempre la espalda del invencible Mikey, mientras Shion prefería estar tras la enorme sombra que dejaba el tirano South.

— Cada vez más caliente, Shion — escuchó su juguetona voz detrás, se alertó de inmediato y decidió darle la cara.

Llevaba un par de años sin verla de cerca.

— (N), pedazo de m- —.

— ¡Arte! — exclamó interrumpiendo su insulto.

Bueno, eso no lo podía discutir, sobre todo porque esa versión femenina del uniforme de la Kanto manji estaba a punto de arrebatarle la cordura.

ONE SHOTS • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora