Toman II

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Kawata Nahoya.

Con entradas en mano, sólo les quedaba comprar los aperitivos que comerían al momento de ver la película.

Porque una película en el cine sin palomitas, no es lo correcto.

La fila estaba algo larga, pero hablando entre ellos el tiempo se les pasaba un poco más rápido.

— ¿Entonces eres hija única? —.

— Así es... Y en casa sólo somos papá y yo. Cuando Pah me presentó a Ryohei, lo miré como mi salvador entre tanto aburrimiento jajaja~ —.

— Me gustaría poder decir que te entiendo... Pero Souya siempre ha estado a mi lado... De verdad, siempre —.

— Jajaja~ — su ligera risa lo hizo sonreír a él — no me imagino que clase de preguntas les hacen por ser gemelos —.

— Unas más estúpidas que otras, pero la más frecuente es si podemos sentir lo mismo que el otro — le respondió en un pequeña carcajada.

— Vaya que eso es ridíc- — un fuerte empujón en su hombro que casi la manda al suelo, la interrumpió en seco.

— Quítate del camino, enana — escupió mirándola desde arriba.

Un chico cualquiera contemporáneo a su edad, sólo que era bastante más alto y aprovechaba esto para mirarla con superioridad.

Smiley obviamente no se quedaría ahí parado sin hacer nada, iba cual toro furioso a encestarle un golpe en la cara al sujeto pero ella le colocó de inmediato una mano en el pecho, señal de que no se metiera.

El alto chico estaba a punto de irse cuando ella se le colocó al frente, manteniendo una expresión de enojo intacta en su rostro.

— Quítate — ordenó sin mirarla.

Sus cejas parecieron tocarse de lo arrugado que estaba su entrecejo. Al ser el idiota más alto que ella, le dió un golpe en el estómago que lo obligó a encorvarse, aprovechando esto para tomarlo del cuello de la camisa y mantenerlo a su altura.

— Escúchame bien porque odio repetir las cosas... Vuelve a decirme enana, o tan siquiera ordenar que me aparte, y te voy a mandar directo al cirujano plástico para que te hagan una reconstrucción facial — amenazó, apretando aún más el agarre en la tela.

— Oh... — fingió estar asustado — ¿Tú y cuántas niñitas más? — soltó con burla.

Toda su diversión acabo cuando el rostro sonriente de Nahoya se atravesó en su campo visual, incluso se mostró un poco asustado.

— (N)-chan~ ya compré las cosas — avisó sin apartar la mirada del chico.

— Tks — chasqueó la lengua con molestia y soltó su camisa para irse con su acompañante a ver la película — uhh~ compraste gomitas~ —.

— Las compré para mí... Pero puedes quedartelas —.

— Las compartimos, no tengo problemas —.

— Okey~ —.

=•=•=

De salida, un tanto oscuro por ser de noche.

— ¿Que tan idiota tienes que ser para olvidar donde estacionaste la moto? — le preguntó sonriendo burlesca.

— Es tu culpa — le respondió en un sonrisa divertida.

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