Toman III

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Mitsuya Takashi.

Casa de (N) a las tres de la tarde.

Al llegar al portón le dijeron que la chica no estaba en buen estado, preguntó si era algún virus contagioso o algo por el estilo, en cuanto le respondieron que no se trataba de una enfermedad, pidió permiso para pasar de todas maneras.

Imaginando lo que ocurría, subió las escaleras que le indicaron las mucamas, pasando por el largo pasillo que daba a la habitación con puerta repleta de coloridos grafitis.

Tocó un par de veces y escuchó un tenue «pase» desde adentro.

Tumbada boca abajo sobre el colchón, parecía no encontrar una posición cómoda.

— Hola, (N)-san... ¿Puedo preguntar qué tienes? — dijo amablemente, colocando las bolsas que había traído a un lado de la puerta.

— Útero y busca venganza — murmuró haciendo una mueca, logrando que el chico riera un poco.

— ¿Has tomado alguna pastilla para el dolor? — preguntó, sentándose en el suelo, recostando los brazos en la orilla de la cama.

— Si, pero no hizo ningún efecto... Me sigue doliendo igual — su boca hizo un pucherito inconscientemente — a veces quisiera tener pito —.

— Jajaja~ — río levemente — ¿Tienes alguna compresa? — ella negó con la cabeza — ¿Donde está tu baño? —.

— Allí — señaló hacia donde estaba ubicado su baño personal.

— No tardo — informó.

Un poco apenada se encontraba. Si, le había llegado su periodo justo un día antes de la cita con el de cabello lavanda, le preguntó si no podía ser otro día, lamentablemente él casi nunca estaba libre por tener que cuidar de sus hermanitas.

Mitsuya quería estar a solas con ella también, pero realmente a ninguno de los dos les disgustaba la idea de tener un par de pequeñas haciéndoles compañía.

— ¿Puedes... Puedes descubrir un poco tu vientre? — preguntó apenado, sosteniendo en sus manos una toalla húmeda con agua caliente.

— Si, no hay problema — sacó sus cobijas de encima, se colocó boca arriba y deslizó la goma de su pantalón pijama solo lo suficiente.

— Y... Con esto te vas a sentir mejor — sonrió un poco, colocando la toalla tibia sobre la piel descubierta.

— ¿Sabes?... Me da un poco de vergüenza que la cita se haya arruinado por mi culpa... Jaja~ aún así estás aquí, cuidándome —.

— No es como que puedas controlar este tipo de cosas — se rascó la nuca incómodo, ligeramente sonrojado — y podemos hacer cualquier tipo de cosas divertidas sin la necesidad de movernos por la ciudad o siquiera levantarnos de nuestros lugares —.

— Creo que tengo una idea —.

— Cuando el dolor se te baje un poco, puedes mostrarme ¿Okey? —.

— Okey —.

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— Y entonces Ryo' le dió un golpe justo en la cara al tipo de enfrente, él pensó que me estaba molestando pero solo estaba pidiendo amablemente algunas indicaciones, era nuevo en la ciudad — contó en una pequeña risa — Peyan a veces es precipitado jaja~ aunque sé perfectamente que no quiere que alguien me haga daño —.

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