Capítulo 15: Primera Oleada: Los ojos...del espanto

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—¡Aaaahhh, no no, no de nuevo!—
Apenas el relato termino, la locura ataco al corazón del guía, agarrándose con fuerza la cabeza como todo un maniaco...
—¡Maldita sea, Sludirán cálmate!—
Tuvieron que separarlo de sus armas, no estaban seguras de que sea inofensivo en ese estado, ataron sus muñecas y cola para evitar que nadara en el lugar, al costado, Riza miraba con intriga el oscuro fondo que yacía frente a ella, Reshir analizo el lugar en donde estaban, paredes que tenían escrituras raras, nunca vio alguna así en su vida...
—Mihdar, ¿conoces alguna de estas letras?—
Hablo señalando con su única mano aquellos retratos extraños...
—No, no se parecen a nada que haya visto aquí—
Sin que se den cuenta, la más joven de todos empezaba a adentrarse por las sombras del pasillo, deslumbrando más y más lo que había delante de ella...
—¿Estoy en un pasadizo infinito?—
Se dijo a si misma, todo entonces empezó a girar de forma rara, a distorsionarse...
—Riza, ¿estas bien?—
Hosben vino de atrás agarrando el hombro de la muchacha, ella respiro con lentitud, tenía que mantenerse serena, cerro y abrió los ojos, la distorsión se había ido, su visión era normal de nuevo.
—Algo aquí...me estaba produciendo alucinaciones—
Hosben gruño enojado, esto no era nada bueno
—Esa...esa es su primera prueba...—
Voltearon asombrados al escuchar esa voz, Sludirán ahora amarrado hablaba lo mejor que podía.
—No confíen en sus ojos siempre, necesitaran usar sus otros sentidos si es que quieren llegar lejos—
Slark dio un bostezo, ¿no confiar en su vista?, ¡pfff, cuantas veces había asesinado en las noches, ¿y ahora solo tenía que desconfiar de sus ojos solamente?!
—Puede ser pan comido, tengo un plan chicos—
Todos lo miraron atentos, ahora que Sludirán se había ido, confiar en Slark era su única opción..
—Nos ataremos con cuerdas cada uno para así no perdernos, mientras tanto yo iré hacia adelante, no se preocupen, tengo experiencia en situaciones donde tus ojos son inútiles—
Hasta su apodo le daba un punto a favor, empezaron a unirse los unos a los otros con la tela que tenían, pero justo cuando pensaban que estaban listo...lo notaron...
—Jikslit ahora es tu..., ¿Jikslit?—
Mihdar quedo consternado, pronto todos buscaron con la mirada a la exguardia...no encontraron absolutamente nada...
—¡Jikslit, por Poseidón, esta mujer!—
A lo lejos, a unos metros en la oscuridad, ella caminaba paso por paso, todo se había transformado, el lugar distorsionado se convirtió en un vórtice que no dejaba de cambiar de colores entre azul y celeste...
—¡Slark...Hosben...Mihdar...!—
Grito llamándolos, sin embargo nunca vinieron y ahora tenía que arreglárselas...tenía que seguir caminando...
—¿Una...salida...?—
Frente a ella estaba una puerta, la puerta para escapar, tenía que tomarla ahora, ojala los demás la encuentren dijo en su mente, quería volver para decírselos, no obstante, con esta visión era imposible y no quería pasar más tiempo aquí...
—¡Si...libertad!—
Había escapado, al fin había escapado...

—¡Jikslit, despierta!—
Abrio los ojos cansada, esa voz quisquillosa y aguda la saco de su hermoso sueño...
—¿Estoy en mi casa?—
No podía creerlo, estaba aquí, alejada del Arrecife Oscuro, alejada de aquella prisión maligna y sangrienta, ¿cómo ha logrado escapar?
—Pues claro, es allí donde duermes, ¿no?—
Giro hacia la derecha para ver a la propietaria de la voz, tenía puesto su uniforme y su armadura, sus ojos de color violeta y una figura femenina acompañadas de dos lanzas...
—¡Corina, ¿qué paso?!—
La guardia la miro extrañada...
—¿Cuánto bebiste anoche?—
Asi que...todo fue un sueño, suspiro tranquila, no se hubiera imaginado toda esta locura fuera real, ¿templos submarinos malditos?, ¿trabajar con el peor criminal?, puras ilusiones...
—Tenemos que desayunar rápido—
Agarraron el pescado que había en sus cestas y empezaron a picarlo, añadiéndole algas sería un buen alimento para comenzar el día, vivían juntas, era un programa especial que tenía su nación submarina para reclutar soldados de familias de bajos recursos, como Jikslit que era huérfana o su amiga que era la mayor de todos sus hermanos, su padre había muerto hace un tiempo y su madre no estaba en las mejores condiciones, por lo que ahora es el único sustento de su familia...
—Increíble, Slark, alias "El Rastreador Nocturno" ha dado una entrevista hace una semana—
Corina hablo emocionada, nada más le gustaba que ver como la justicia hacia su trabajo, el correo no era de papel por obvias razones, pero nada que un poco de piedras especiales talladas no pudieran solucionar...
—Al parecer hace una semana hubo una masacre en un prostíbulo ilegal, la culpable fue una de las chicas que capturaron—
Le pareció extraño aquella noticia, como si la hubiera escuchado antes...
—¡Oh dioses, un hermano de una de nuestras compañeros provoco indirectamente la muerte de su madre!—
De nuevo, otra vez ese sentimiento...
—Alguien que se suponía que colaboraba con la guardia también hacia tratos con los criminales y la mafia—
El corazón se le empezaba a agitarse, ¿por qué?
—¡Oh dioses, un capitán fue encarcelado después de una golpiza que se le propino, al parecer hizo tratos con funcionarios corruptos!—
Y de nuevo, algo andaba mal...
—Un mentiroso arduo, mintió desde su niñez hasta la actualidad, que curioso, también arrestaron a alguien que revelo terribles secretos provocando una guerra civil en una ciudad lejana—
Levanto su cabeza para mirar a su compañera, esta estaba tapando su rostro con el correo...
—¡Un joven fue acusado de robar nuestros tesoros nacionales, ¿puedes creerlo?!—
No...no...esto no podía ser posible...
—Y finalmente...una guardia que fue acusada de matar a un joven hijo de un adinerado señor, se declaró a si misma culpable...¿no es curioso...?—
Lentamente, empezó a bajar el diario informativo, Jikslit gritó aterrada, sus ojos se habían vuelto azules con celeste, rodeadas de un color dorado y pupilas de serpiente...
—¿...acaso se llama...igual que tú?—
¡La voz se volvió aguda, como el de una princesa pero como si estuviera ahogándose, rogando por oxígeno, sus manos poco a poco se extendieron, manteniéndose cerradas, ella quería atacar o huir, pero su cuerpo no le hacia caso...!
—¡Claro...!—
Rebelo las palmas de sus manos, ¡ella grito como nunca lo había hecho, tenían de nuevo esos ojos azules y celestes con bordes dorados, la tocaron y sintió el frio, el hielo la estaba rodeando, la estaban congelando viva!
—¡...eres túuuuu!—

Slark y los tesoros de SkadiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora