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Sentí cómo el mundo se me derrumbaba.

Zoe me había dado la dirección y poco después finalizó la llamada.

Estaba en shock, no podía ni siquiera moverme.

Gilbert me miró y lentamente se acercó a abrazarme.

No podía llorar, no podía gritar, ninguna emoción salía de mí.

Le mostré el mensaje de la dirección y sin dudarlo decidió acompañarme.

No teníamos otra opción que caminar, así que me prestó un abrigo para no correr el riesgo de enfermarme.

Luego de un rato llegamos al hospital.

No me agradaban mucho, eran demasiado insensibles.

Al entrar lo primero que vi fue a Oliver.

Corrí a abrazarlo y él correspondió rápidamente.

Le pedí explicaciones, pero él tampoco sabía. Dijo que debíamos esperar a que Zoe vuelva a la sala.

Presenté a Gilbert y nos sentamos en las duras sillas azules.

Luego de unos minutos vimos  a la castaña llegar. Estaba en shock al igual que todos.

Sin que lo pidiéramos, empezó a explicar la situación.

-Había ido a cuidarme a escondidas de sus padres, le había insistido que no hacía falta y que hasta podía contagiarse pero no me hizo caso. Se nos pasó el tiempo volando y no nos dimos cuenta que ya se había hecho lo suficientemente tarde como para que se den cuenta. Escuchamos cómo tocaban la puerta, como estaba en cama fue ella a atender. Por desgracia eran ellos. Empezaron a gritarle y se escucharon varios golpes. Pude entender que hablaban de mí. Me había comenzado a desesperar pero no podía levantarme. Como pude bajé las escaleras pero ellos ya se habían ido- Terminó el relato con un sollozo y su hermano la abrazó enseguida.

Sabía lo que sus padres eran capaces de hacer, pero no creí que llegarían a tal extremo.

-Familiares de Diana Barry- Dijo un doctor entrando a la sala.

Me levanté primera, tuve que mentir diciendo que era su hermana para que me dejaran entrar. En sí es mi alma gemela, por lo que no estaba mintiendo en totalidad.

Me acompañó hasta la habitación 107 y abrió la puerta.

Respiré hondo y entré.

Estaba llena de cables, se veía pálida y se notaban algunos moretones en su cara y brazos. Parecía tan tranquila.

Me acerqué lentamente y tomé su mano. No entendía cómo habían personas tan crueles como para hacerle algo a alguien que sólo quiere amar.

-Hola Di- Susurré como si el mínimo ruido pudiera despertarla- Debería haber estado ahí para defenderte, ¿verdad?- Al instante de terminar la frase se quebró mi voz.

Escuché el ruido de la puerta abriéndose lentamente, era Oliver.

-Tenemos 10 minutos cada uno, supuse que lo mejor era venir contigo y dejarle más tiempo a Zoe- Exclamó para luego sentarse al lado mío.- Hola Didi, no mereces esto ¿sabes?- Suspiro para después volver a hablar.- Espero que estés descansando bien y que en unos días puedas estar de vuelta mejorada. Prometo que nunca más pasará algo así.- Dicho esto, se fue dándome una mirada de pena, como si estuviera esperando a que me derrumbara en cualquier momento, lo que era lo más probable.

~G~


¡Estúpido libro de química! (Shirbert)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora