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Había estado sentada en la puerta de Gilbert por, por lo menos, 45 minutos. Lo perseguí todo lo que pude y por suerte llegué a entrar a su casa antes de congelarme afuera. Ahora él estaba encerrado en su habitación.

-¡Por favor! Solo...Un adiós-Dije mientras golpeaba y gritaba-Gil...-Me había cansado de llorar los últimos minutos en Avonlea aquí.

Lo único que quería era un último abrazo, un último beso...Pero lo había arruinado...Y lo sabía.

-Por favor, vete. No quiero saber nada más de ti- Escuché su voz con un tono de...¿decepción?

-Está bien, sólo quiero que sepas que siempre vas a tener un lugar en mi corazón- Me sinceré, para después bajar las escaleras. 

. . .

(Narrador omnisciente) 

Al pisar la nieve del frente de la casa, Anne comenzó a llorar. Sintió unos pasos detrás suyo, no quiso darse la vuelta pero sabía quién era. 

-No puedo creer que de verdad hagas esto- Suspiró - ¡Y todo empezó por un estúpido libro de química!- Gritó desesperado.

-Sí...Un estúpido libro de química, supongo que te arrepientes de ese día-Dijo desanimada.

-Lo hago...Y mucho-Ella se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad.

Esa relación valía la pena, ella lo sabía. Él de verdad agradecía ese examen. Pero ninguno de los dos, en sus restantes años de vida, lo iba a reconocer. 





¡Estúpido libro de química! (Shirbert)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora