[12]

72 6 1
                                    

2 semanas habían pasado luego del accidente. Diana había despertado, pero debido a que los daños fueron bastante graves, sigue internada. Zoe vive en el hospital por más de que mucha gente se ofreció a intercambiar lugar por unos días. Está pegada a su, oficialmente, novia.

Entre Gilbert y yo todo sigue igual. No me dio explicaciones todavía. Rendimos el examen, en el que por cierto nos fue bien a los dos, pero nos seguimos viendo en la biblioteca. Según él es porque necesita ayuda en matemática y yo enseño bien, según yo es porque me atrae y me encanta su silencio. 

Ya es enero, me preocupa el hecho de dejar a mi alma gemela sola, aunque sé que está en buenas manos. Siento que la estoy abandonando en un momento muy difícil de su vida.

Volviendo a la actualidad, son las 5 p. m. y yo estoy caminando rumbo al parque ya que Gilbert me invitó a estudiar algunas flores. ¿Por qué? No sé muy bien, sólo sé que necesita ayuda con eso y yo no voy a rechazar el pasar tiempo con él. 

Llegué a la entrada y pude localizarlo gracias a su gorrito rojo. Últimamente está obsesionado con él y no se lo saca por nada. Estoy segura que cuando esté distraído se lo voy a robar. Caminé hasta él mientras acomodaba mi bufanda. 

-Hola Gil- Saludé, mientras le daba un beso en la mejilla. Pude sentir sus cálidos brazos rodeándome.

-Hola Anne- Dijo separándose rápidamente al ver que había estado mucho tiempo abrazándome. 

-Y bien...¿Cuáles son las flores que hay que analizar?- Pregunté viendo hacia todos lados.

-Esas lilas de allá- Señaló las flores mientras comenzaba a caminar hacia allí.

-¡Espérame!- Grité para acercarme.

Una vez que estaba lo suficientemente cerca, habló. 

-¿Tienes miedo que te deje, Shirley?- Bufé, si tan sólo supiera...

. . .

Había pasado una buena hora en la que todo lo que había hecho era recoger lilas y dárselas al pelinegro para que las mire de cerca. Cansada de esto, decidí hacer una corona de flores, de esas que había aprendido a hacer de niña en mis tiempos libres del orfanato.

Gilbert parecía muy entretenido analizando pétalos, tanto que no se dio cuenta cuando le coloqué una corona en su cabeza. 

-¿Qué haces zanahoria?- Preguntó confundido. Yo rodé los ojos sin responder.- Yaaa, ¿Qué haces Anne Shirley?-

- Coronas de flores- Respondí sonriente. Él me sonrió de vuelta. 

-¿Me queda bien?- Dijo posando extravagantemente. Asentí riendo para luego mirarlo. 

Conectamos miradas. Siempre lo hacíamos, pero esta vez era diferente. Su teléfono se había quedado sin batería, por lo que nada podía interrumpirnos, y el mío había quedado en mi casa.

Se acomodó quedando un poco más cerca mío, lo único que podía hacer era mirar sus labios una y otra vez. Era adictivo.

Podía escuchar su respiración calmada que luego pasó a ser un poco acelerada. Me gustaba saber lo que causaba en él.  

Sin más, me besó. Había soñado mucho con este beso, por más de que no quería hacerlo. Sentía como toda esa tensión que habíamos acumulado con los días, desaparecía. Al fin me sentía en paz. 

Nos separamos y me sonrió nervioso. No sabía qué decir ni cómo actuar. 

- Creo que ya se está haciendo tarde y debería volver a casa. ¿Quieres que te acompañe?- explicó, levantándose del suelo. Negué aún atontada.- Entonces hasta mañana Anne- Me dio un beso en la mejilla y caminó hacia una pequeña calle.

Lo observé alejarse, notando que aún tenía la corona en su cabeza. Reí y me dirigí por la calle contraria hacia el hospital.

. . . 

Luego de estar unas horas hablando con Di sobre lo sucedido, llegué a la conclusión de que Gilbert de verdad podía llegar a sentir algo por mí. 

Pensar en todo me hacía ilusión pero a la vez me asustaba, el tener que irme y que se olvide completamente de mi existencia no era algo que descarté por completo. 

Llegué a casa a eso de las 11 de la noche, era raro que la señora Smith no me esté esperando pero supuse que estaba demasiado cansada. 

Subí a mi habitación y me tiré en la cama. Abrí mi mochila en busca del libro de lengua y literatura, había olvidado por completo que tenía tareas por hacer. Apenas saqué el libro, un papelito cayó de él. Lo tomé intrigada por lo que podía llegar a ser y lo abrí.

14/1

Me gustas mucho.

-Gilbert :)

En ese instante pude darme cuenta de que caí por completo.




¡Estúpido libro de química! (Shirbert)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora