¡O me seguís cocaceros o me levanto la tapa de los sesos!

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El 27 de marzo de 1865, desde el medio día, empezó en las barricadas de La Paz un recio combate entre las fuerzas al mando del ídolo del pueblo, el general Belzu, que defendia la plaza, contra las que atacaban al mando del general Melgarejo.

Entre los muchos incidentes de ese memorable día, merece llamar la atención el siguiente, que prueba una vez más el arrojo y la intrepidez del héroe de diciembre.

Habiéndose tropezado con insperables obstáculos para vencer la barricada de las cajas, y presentándose ya por demás difícil la situación del ejército de Melgarejo, éste notó el desaliento que empezaba a cundir en sus filas, de las cuales muchos oficiales y soldados principiaron a pasarse a las tropas de Belzu, se dirigió a la referida barricada, echó pie a tierra, ordenó a los pocos soldados que cerca de él se hallaban, que le siguieran, y se lanzó revólver en mano sobre la barricada.

Poseída la tropa de estupor y desaliento ante la idea de una derrota que parecía ya del todo inevitable, no quizo seguir a su jefe y se mantuvo impasible, formada en la calle.

Melgarejo avanzó solo, más de media cuadra, entre una lluvia de balas enemigas. Impedido por éstas de seguir adelante, retrocedió hasta el sitio donde impasibles continuaban sus soldados, y llevándose a la sien el revólver que tenía en la mano, dijo a aquellos :

— ¡O me seguís, cocaceros, o me levanto la tapa de los sesos!

Este acto de heroica resolución, fascinó a los cocaceros que entonces le siguieron, y en un momento de inaudito arrojo, tomaron la barricada, siendo el primero en saltar el mayor Cornelio Pereira, lanzándose enseguida, con la velocidad del rayo, el general Melgarejo, para penetrar triunfante en la plaza.

El general MelgarejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora