El derecho al pataleo

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Si ningún derecho constitucional comprendía Melgarejo, menos podía aceptar el más pequeño en los opositores a su gobierno.

Una vez que éstos le exigían el respeto que todo gobierno ilustrado y verdaderamente democrático, debe tener hacia la oposición, Melgarejo hacia y lo repetía muchas veces :

— ¿Quieren esos demagogos que les conceda todavía algún derecho? Pues les concedo el “derecho al pataleo”.

Ya se sabe lo que era ese derecho.

Esta misma idea le dominaba, sin duda, en una reunión que tuvo lugar en el palacio de La Paz, en la que el presidente, después de escuchar, al parecer muy tranquilo, algunos brindis en los que se volvió a hablar de la legalidad y del periodo constitucional de gobierno, pronunció estas textuales palabras, ante toda la concurrencia :

— “Mandaré en Bolivia hasta que me dé la gana; y al primero que me lo quiera jugar, le hago patalear en medio de la plaza”.

Y en ese instante hubiera hecho patalear, no solo al primero que se atreviera a contradecirle; pues allí estaban a su espalda, como de costumbre, bala en boca, sus famosos rifleros.

El general MelgarejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora