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Después de haber decidido investigar las puertas con acceso especial del Pizzaplex, se dirigieron a todas aquellas puertas cercanas, aunque para la mayoría se necesita a Monty.
—Freddy, soy yo o se necesita a Monty para acceder a casi todo aquí —. Dijiste dentro de la cabina de Freddy, claro está, en compañía de Gregory.
—No es eso las garras de Monty son especiales, y las utiliza para romper vallas por todo el Pizzaplex. Por eso ponen esas señales, para evitar que Monty las rompa.
—Ese lagarto como que tiene problemas de ira ¿No? — mencionó el de ojos cafes.
—No siempre fue así, al principio era mas...Tranquilo, pero hace unos cuantos meses se volvió un poco gruñón — mencionó el oso animatronico.
—¿Un poco? — terminaste por decir cuando derrepente se escuchó un gritó, un gritó que se asemejaba al de un niño—F-Freddy...
—¿Eso fue el gritó de un niño? — pregunto Gregory
—¿Habia otro niño aquí encerrado?— estabas muy asustada, empezaste a temblar de miedo
—No, según tenía entendido ustedes eran los únicos niños encerrados aquí. En la base de intrusos no hay otro niño.
—Tienes registro de ¿instrusos?— pregunto Gregory.
—Gregory....este local tiene mi nombre, soy el vocalista y líder de la banda, la cara del Mega Pizzaplex. Yo tengo acceso a datos, cámaras de seguridad y puertas, entre otras cosas a la que los demás no pueden acceder.
—Valla, si tú estuvieras del lado de Vanny, ya nos hubieran atrapado fácilmente.
—Tal vez....— Freddy dio un último vistazo hacia el lugar donde se escuchó el grito para seguir avanzando —. No creo que sea bueno seguir aqui — el animatronico siguió avanzando, no quería correr el riesgo de que los capturan.
Dentro de Freddy te encontrabas tu, estabas asustada, preocupada por aquel gritó escuchado con anterioridad >>¿Que habrá pasado con aquel niño? ¿Habrá sido un susto? ¿Vanny le hizo algo? ¿Saldremos vivos?<<. Preguntas como está pasaban por tu cabeza repetidamente, temblabas y Gregory no tardó en darse cuenta de aquello. Te abrazo para tratar de ayudarte.
—No te preocupes saldremos de aquí, cueste lo que cueste —. Te dio un pequeño beso en la frente y te abrazo más fuerte — Te lo prometo.
Aceptaste aquel calido abrazo que te brindaban.
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